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Qué difícil en estos tiempos adjudicarse logros que no son tales. Felipe Calderón Hinojosa, por ejemplo, dijo ante la Cámara de Comercio de los Estados Unidos que la migración se redujo casi a cero, explicó que este milagro obedece a sus políticas en materia de crecimiento económico y educación. El Presidente seguramente contaba con la poca información de los norteamericanos sobre lo que se sucede en México, o de plano quiso aprovechar una coyuntura dudosa para mentir sin rubor alguno.
La SEPAL, un organismo de Estudios Económicos cuya solvencia esta fuera de toda duda, ha demostrado el nulo crecimiento del empleo en México y el aumento porcentual de pobres que se ha agudizado precisamente durante el Gobierno de Calderón Hinojosa. En materia de Educación, si se analiza año por año el presupuesto destinado a este rubro, veremos que descontada la inflación, el invertir en este rubro no ha sido una de las prioridades del Gobierno calderonista. Y qué decir de los problemas que enfrenta el Programa de Evaluación.
Ahí mismo, en los Estados Unidos, hay analistas que ponen entredicho la palabra que se quiere triunfal de Calderón Hinojosa. El Centro Pew, así como otros observadores, explican la reducción de la migración, (que no colapso), al debilitamiento en la economía de su país, al aumento de la seguridad de la frontera, al crecimiento de los peligros asociados a los cruces ilegales y a la reducción de la tasa de natalidad en México como las causas más importantes que inhibieron el paso de los indocumentados.
Si hay un mínimo decrecimiento de la migración mexicana, obedece a factores externos que nada tienen que ver con imaginarios logros económicos. No es propio de un Jefe de Estado servirse de falaces argumentos; empero, con Calderón Hinojosa, nos hemos acostumbrado a las mentiras, a las promesas incumplidas, al ejercicio personal del poder, a la revancha política. Esta mentira por supuesto, que en México nadie se la tomó en serio
