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Artículo de Fondo: Alberto Aguilera Valadez

Artículo de Fondo, Por Ignacio Martínez (30-VIII-2016).- Manejé muy temprano con dirección a Parácuaro, quería llegar lo antes posible para evitar el sol quemante de la tierra caliente michoacana.

Verde, limpio, ordenado me pareció en principio la cabecera municipal, gente amable y un gran moño negro a la entrada del pueblo, un aviso inequívoco del luto que vivía el lugar, sin embargo, empecé a caminar el pueblo y lo percibí como si no pasara nada fuera de lo normal.

La primera sorpresa al observar una pequeña estatua de Juan Gabriel el famoso cantante, autor e interprete nacido en Parácuaro, es que existían algunas veladoras y pocas flores, casi nada a los pies de la figura del artista.

Cuestioné a un habitante y me confesó:

“La verdad estamos un poco consternados, pero si nos quedó en general un mal sabor de boca con el señor Alberto Aguilera ya que por varios medios le pedíamos de favor que viniera, que nos visitara, nos hacia falta su presencia, su trayectoria, su fama, pero no se logró y me imagino que queda ese mal sabor de boca en la población”.

Una cantante de Uruapan me decía que estuvo en Parácuaro y que quiso quedar bien con el pueblo en una actuación hablando de Juan Gabriel, por respuesta recibió una especie de silencio reproche porque la gente le comentaba que les había prometido mucho y no había cumplido.

Con ese panorama caminé hacia la casa natal de Alberto Aguilera y la sorpresa fue encontrarme con cuatro pequeños ramos de flores, unas cuantas velas y una corona enviada por Noé Zamora el presidente municipal de Parácuaro, la casa estaba habitada por un sobrino directo Antonio, que trabajaba en un balneario administrado por la familia Aguilera.

Una casa muy humilde, sencilla, donde en una ventana aparecía un pequeño tendajón con venta de refrescos y productos chatarra.

Al exterior en la esquina, se levantó un pequeño altar donde alguna vez estuvo una placa de bronce anunciando que ahí había nacido Juan Gabriel, solo que no existía ya tal placa, se la robaron, discretamente existía la presencia de dos mensajes escritos en papel, veladoras y flores, mientras estuve ahí, solo los periodistas nacionales e internacionales merodeaban el sitio.

Me comentaron que cuando Alberto caminaba por el pueblo, no traía tras de sí alguna cauda de admiradores, caminaba solo por las calles empedradas o de tierra del lugar y de pronto algún conocido le saludaba por su nombre de pila Alberto, no provocaba las grandes concentraciones que se darían en algún otro lado del mundo.

En el camino hacía el panteón pasamos por un Balneario llamados “Los Chicos”, un balneario que había sido construido por Alberto Aguilera y otorgado a su familia para la administración, cuando fue inaugurado a principios del año 2000 mostraba orden, limpieza, atención esmerada, luego fue abandonado en el mantenimiento, desapareció un restaurante con comida internacional y la mala administración según la comunidad lo tiene en un mal estado, aunque su agua esta limpia, es agua de manantial, pero se observa en sus instalaciones sin duda la falta de mantenimiento.

Ahí conocí que Antonio Aguilera sobrino director de Alberto, que amablemente se excuso de entrevista porque quien debería de hablar era su tío Pablo.

Al llegar al panteón apenas camine unos 15 pasos del umbral y estaba frente a mi la tumba de la familia Aguilera Valadez, realmente en el abandono, techo y base de la tumba con cuarteaduras, floreros desmontados, flores al interior artificiales, impensable que fuese la tumba de la madre del ídolo de Juárez, impensable que ahí llegaran en su momento los restos de Alberto Aguilera como lo señalan vecinos de Parácuaro que escucharían de voz del mismo Alberto que deseaba que sus restos descansaran junto con los de su madre.

Volví a caminar por la calle, seguí preguntando y al final me queda el sabor de que para la familia no era importante Alberto Aguilera o después de ver la serie “Hasta que te conocí” el rechazo era obvio de la familia hacia el cantante y el pueblo no le perdonaba su ausencia e incluso su estilo de vida.

Sus propiedades están muy descuidadas, parecería que a la familia solo le interesaba como proveedor.

Su familia lejana encabezada por una prima, doña Guadalupe Ceja se encargó más tarde de cambiar la imagen en la plaza del abandono con algunas flores y veladores a un gran e impresionante ramo de flores que rodeaba la base de la estatua a Juan Gabriel.

No veo de la familia directa en Parácuaro la pasión hacia Alberto, cualquier otro muerto me da la impresión sería más llorado que Alberto Aguilera Valadez.

 

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