Candidaturas Ciudadanas

Columna Política «SOBREMESA», Por Antonio Soto.- Recientemente fueron incluidas las candidaturas independientes en las leyes electorales del País, tanto en la federal como en las de los estados se contempla ahora la posibilidad de que cualquier ciudadano ocupe algún cargo de elección popular sin que necesariamente sea éste postulado por partido político alguno, lo cual no parece nada mal, ya que ¿porque los ciudadanos tienen que pertenecer o ser postulados por alguna fuerza política para ocupar algún cargo público, si hay muchas personas que no quieren saber nada de ninguna institución partidista?, ha desaparecido pues el monopolio o la exclusividad partidaria para acceder al poder público en México, derecho que existía pero que fuera suprimido en la ley en el año de 1946. 

El escenario de 2015 será una gran oportunidad para probar si la nueva regulación de las candidaturas independientes resulta suficiente para fomentar y garantizar una mayor participación de los ciudadanos en los procesos electorales, toda vez que hemos visto como ha venido creciendo el abstencionismo sobre todo en procesos electorales intermedios como el que tendremos este año. Estoy convencido que son una excelente respuesta a todos aquellos ciudadanos que no confían en los partidos y como consecuencia no votan en los procesos electorales, esto como una medida de rechazo y repudio al sentirse excluidos como ciudadanos que tienen todo el derecho de ocupar un cargo público.

El problema que puede ocurrir con las candidaturas independientes es el hecho de que éstas sean ocupadas por políticos que al no lograr la nominación en sus respectivos partidos, en los cuales, muchos de ellos pudieron haber militado por mucho tiempo, vean en este instrumento una tabla de salvación para poder aparecer en las boletas electorales, lo que sin duda rompe con el espíritu genuino para lo cual fueron creadas, es decir, esta figura ciudadana debe ser ocupada, como su nombre lo dice, por ciudadanos que no tengan al menos por un tiempo considerable, pertenencia o militancia partidista, de lo contrario resultará este esquema supuestamente «independiente» una mera farsa y simulación, convirtiéndose estos espacios de participación política en el lugar a donde irán a parar todos aquellos que no pudieron ser los abanderados de los distintos partidos políticos.

No me parece correcto ni creo que tampoco sea ético que haya políticos que un día porten una camiseta partidista y al otro día porten una supuesta camiseta ciudadana, no habla nada bien de aquellos que defienden a ultranza a sus partidos políticos hoy, y mañana anden echando pestes de éstos mismos que los llevaron a ocupar distintos cargos públicos por muchos años, sólo porque ahora no fueron favorecidos en la nominación. Es cierto que nadie está obligado a formar parte de ninguna institución si no se siente plenamente identificado con la misma; y/o considera que de plano esta ya no llena sus expectativas, o bien, que dicha organización ha sufrido tal desviación que hace imposible su permanencia en ella.

Por desgracia lo que hemos estado viendo, con quienes quieren ocupar las candidaturas independientes, es que no se trata de personas que estén persiguiendo estrictamente causas nobles, ni siquiera planteamientos programáticos o bien auténticas reivindicaciones ciudadanas, mas bien, al parecer, la motivación que los mueve es el de ocupar los puestos a como dé lugar. Así que muchos de los espacios de las boletas electorales en donde deberían aparecer los auténticos ciudadanos, estos serán ocupados por políticos que no pudieron por diversas razones ser los favorecidos por los partidos a los que pertenecieron, muchos de ellos, por un gran tiempo. Otro engaño más al ciudadano sin partido.

@tonosotosanchez