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No al linchamiento mediático

Por Víctor Ardura.-

Pareciera que el tiempo no ha corrido. Que la fotografía se ha mantenido incólume ni más ni menos que cuarenta y cuatro años. En 1968 los diarios impresos y la incipiente televisión apoyaron sin rubor la brutal represión a los estudiantes. Con un espíritu completamente acrítico, en el ejecutorio de una autodegradación del oficio, no pusieron en tela de juicio las delirantes declaraciones del Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Que era una conjura del Comunismo Internacional, que los muchachos estaban pagados por la Unión Soviética y otras lindezas. Díaz Ordaz falleció sin poder demostrar la veracidad de dichas veracidades.

Sólo algunos medios informaron con veracidad de lo sucedido. El Excélsior de Julio Scherer, por ejemplo, y la revista Por Esto. A nivel internacional se supo la dimensión de esa barbarie gracias a los buenos oficios de la periodista italiana Oriana Fallaci.

Han corrido cuatro décadas, el periodismo ha evolucionado a pasos agigantados, pero pareciera que en Michoacán, por lo menos en lo editorial, no ha evolucionado. La irrupción violenta de las policías estatal y federal en tres Casas del Estudiante, la brutal paliza que estos policías propinaron a los moradores de dichos albergues (Hay fotografías en que se demuestra un vergonzante abuso de poder) no ha movido a una cobertura seria de dicha barbaridad. Hay dos o tres medios, periodistas y reporteros, que han actuado con todo profesionalismo, pero en general se percibe un clima de linchamiento en contra de los estudiantes muy similar al que se vivió en 1968.

Los viejos tiempos del PRI han vuelto, por ejemplo, el Gobernador Vallejo Figueroa afirma sin mostrar evidencias que detrás de los estudiantes de la CUL, se encuentra ni más ni menos el Ejército Popular Revolucionario. Nada más le faltó decir que los líderes de esta organización se entrenan en campos ad hoc y debidamente clandestinos.

La realidad fue que un integrante menor de esta organización clandestina se le ocurrió decir a un diario nacional que el EPR apoyaba a los muchachos.

Vallejo Figueroa ha declarado cualquier cantidad de desatinos, y lo digo con todo respeto, y los reporteros admiten sin poner en tela de juicio lo que dice el mandatario. Por ejemplo, cuando echó la culpa a los presuntos desmanes que suceden en los albergues, a los estudiantes que vienen de otros estados a prepararse en la Universidad Michoacana. “Es un abuso de anfitrionía”, dijo; pero en ningún momento mostró alguna prueba documental que pudiera demostrar que algún muchacho de Oaxaca o de Veracruz fuera el organizador de las movilizaciones de estas Casas del Estudiante.

Y ayer, como si no bastara la actividad del dedo acusador, se fue en contra del Rector Salvador Jara a quien responsabilizó de lo que sucede con las Casas del Estudiante. A él, que de algún modo dio espaldarazo al Gobierno cuando se sentó codo con codo junto al Secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, el sábado pasado, cuando se intentó explicar ante la opinión pública los hechos.

Hay que decirlo y condenarlo: los métodos de lucha de los estudiantes no son los correctos. Ningún argumento vale para atentar contra la propiedad privada o pública, bloquear vías de comunicación importantes, protagonizar en la vía pública actos de evidente vandalismo como la quema de unidades. Pero la reacción gubernamental fue como la del viejo PRI: se prefirió el garrote a la negociación. Tal y como sucedió con el exgobernador Agustín Arriaga Rivera y con el ya citado Díaz Ordaz.

En la marcha de ayer, la no oficial, mucho más numerosa que las organizaciones propriístas que acompañaron al Gobernador, vimos la solidaridad que los muchachos han sido depositarios ante el exceso de fuerza a todas luces condenable. Es más, hasta un contingente de Cherán se desplazó en apoyo a la CUL. En una pancarta leímos un cuestionamiento a las fuerzas policiacas, ¿Por qué no están vigilando los recursos naturales de la comunidad en lugar de estar golpeando estudiantes?

Esa, entre otras, es muy buena pregunta.

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¿Cómo se llamó el libro para niños que escribió Josefina Vázquez Mota para regalárselos en su día?

Respuesta: “La increíble y triste historia de la cándida Chepa y su abuela desorientada”.

 

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