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Los debates entre candidatos a puestos de representación popular, no se diga a encabezar un puesto tan importante como la titularidad del Ejecutivo Federal, son importantes por varias razones pero nos quedaremos con una que es obvia: en medio de un exceso de mercadotecnia en donde lo que abunda son las ideas hechas y muy poco las propuestas, es la oportunidad para que el ciudadano conozca a fondo las propuestas, los proyectos de los aspirantes a dirigir el país.
Por eso es preocupante que una televisora ponga en jaque la oportunidad de que millones de televidentes aprecien este ejercicio, de por sí limitado por el formato propuesto por el IFE. Al señor Ricardo Salinas Pliego, dueño de Televisión Azteca, se le ocurrió programar a la misma hora del debate el encuentro de futbol entre los Monarcas de Morelia y los Tigres de la UANL. El Consejo General del IFE, hasta el momento, no ha definido una postura clara respecto a esta decisión de la televisora que pareciera tener dedicatoria: proteger al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
Por eso es importante lo que plantea la Coalición de Izquierda: que el IFE solicite a la Secretaría de Gobernación el encadenamiento nacional del debate. Si hay voluntad del Gobierno la propuesta podría ser más que provechosa. No hay que olvidar que el tiempo y el espacio de las televisoras son una concesión otorgada por el Gobierno de algo que es propiedad de la Nación. Y ningún interés privado puede estar por encima del interés público.
En caso de una negativa del IFE la ruta crítica sería que ciudadanos promovieran ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación diversas demandas alegando violación al derecho de información. Pero sería un caso extremo. Creemos que el IFE podrá llegar a un acuerdo ante la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, con el mismo Salinas Pliego, y en caso límite, por qué no, solicitarle a la Secretaría de Gobernación que intervenga. Sería muy grave para la democracia que la voluntad de un particular esté por encima de los intereses de la nación. ¿Cuál sería el papel entonces del árbitro?
