Fin de la corrupción

Dicen algunos historiadores que la corrupción es una actitud que forma parte de nuestro ser nacional; una manera de ver el mundo, que echó raíces desde la colonia y se desarrolló a lo largo de nuestra historia. En los 70 años que gobernó el PRI, con la honrosa excepción del periodo presidencial del General Lázaro Cárdenas del Río, la corrupción fue el quid que hizo posible que enormes fortunas se amasaran en el México Contemporáneo.

Una vertiente de esta actitud, de ésta casi Cosmovisión, es el entendimiento entre políticos y jefes importantes del narcotráfico. Durante años, los narcotraficantes encontraron tierras propicias para la siembra de marihuana y opio en el norte del país. No sucedía nada porque contaban con el apoyo de los jefes regionales, los mismos que movilizaban a miles de personas a los eventos que hacían posible que equis o zeta fuera gobernador. No seamos ingenuos. Con el cambio de paradigma gubernamental la situación no mejoró.

Hoy los ojos de la nación y del mundo están puestos en la figura de ex gobernador Tomás Yarrington. La DEA, los fiscales norteamericanos, buscan primero localizar sus propiedades y posteriormente incautarlas. Mientras Yarrington se dice inocente, los jefes de campaña del candidato Enrique Peña Nieto pintan su raya y le exigen se entregue a la justicia norteamericana. Lo mismo hicieron con Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila y ex líder nacional del PRI, por el asunto de la fraudulenta cuenta pública en aquel estado.

Curiosa paradoja esta del contubernio entre políticos y narcotraficantes. Por un lado Josefina Vázquez Mota ha hecho de esta hermandad bandera de campaña, pero ya se le olvidó lo que ha sucedido en estados como Morelos y en Nuevo León.

El caso Yarrington no puede ubicarse como un solitario y único botón de muestra. Diversos estudios de agencias norteamericanas han demostrado el contubernio de diversos jefes políticos con el crimen organizado. De ahí que la gente escuche con simpatía lo que promete Andrés Manuel López Obrador en esta materia: ¡Basta de corrupción! Ese sería un primer paso para el cambio que exige, que demanda, que necesita este país.