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BMV o cómo la casta divina se vulgariza

Por Víctor Ardura.-

Imaginen ustedes que en una corriente de mando, o en una banda transportadora se introdujera sin razón aparente un elemento de más. Esa ficha o esa decisión, metidas con calzador, provocarían problemas en todo un sistema. Podemos utilizar esta analogía para explicar la magnitud del problema que provocó el presunto número de acciones que Casa de Bolsa Bulltick introdujo en la jornada bursátil de hace unos días.

Y además, como si el desavisado no fuera suficiente, cuando la jornada bursátil estaba en pleno movimiento, admitir que esa sobresaturación fue ficticia, que obedeció a un error electrónico, a un yerro del sistema. Huelga decir que hubo inversionistas afectados, muy pocas aclaraciones y un prestigio torpedeado en su línea de flotación por primera vez en la historia de la Bolsa Mexicana de Valores.

Puede parecer una noticia aislada y sin mayores consecuencias, pero el eco no se apaga tan fácilmente. Si algo caracteriza a una bolsa de valores es la certeza de que se trata de un mecanismo tan eficiente, sin fisuras, por el que puedan correr fortunas enteras sin más dinámica que la oferta y la demanda propias de Mercado Bursátil.

Pero la BMV ha estado en una suerte de desbarrancadero en su credibilidad, en su pertinencia en cuanto a organismo bursátil. No terminan de apagarse los fuegos de este error cuando The New York Times, un diario norteamericano conocido por el profesionalismo de su periodismo, de quienes hacen su periodismo,  publica una nota en donde ilustra con alto voltaje las prácticas corruptas de la transnacional Wal-Mart en México. Se trata ni más ni menos de algo que en México es común, pero que en Estados Unidos dichas prácticas están sancionadas y llevan al desprestigio de quien las practica: pago por información privilegiada, sobornos para cambiar el uso de suelo, dádivas para pasarse a la torera disposiciones oficiales.

La denuncia provocó que las acciones de Wal-Mart México se fueran en picada. Déjeme y le explico. Si una acción de esta empresa se cotizaba en cincuenta pesos, -números más, números menos-, en tan sólo dos días ya no valen ni veinticinco, lo cual es una mala noticia para los accionistas que invirtieron en esta empresa. Ni en el septiembre negro de hace dos décadas he podido observar circunstancias de tal naturaleza,  hermanadas en el tiempo y en la dimensión de lo anómalo. Y el factor Téllez juega aquí un papel muy importante. De entrada este hombre que fue Secretario de Energía con Ernesto Zedillo, y de Comunicaciones y Transportes con Calderón Hinojosa, y ahora Director de la BMV, salió en defensa de Wal-Mart y ha sido su casi vocero ante la crisis de la transnacional. Muchos académicos y analistas de la Bolsa lo consideran un Director “incómodo”. Si algo valoran los corredores de bolsa, los analistas del mercado, es la atingencia de los miembros de la Bolsa. Y no pueden ver con buenos ojos lo que consideran un conflicto de intereses, pues Luis  Téllez es empleado de la Transnacional Karlley y sospechan que a través de este directivo se hacen de información privilegiada.

Durante algún par de años cubrí, como periodista especializado, la Bolsa Mexicana de Valores. Sus miembros se consideran una casta especial. Son especialmente puntillosos en lo que tiene que ver con las prácticas, con el prestigio y la reputación de sus miembros ¿Cómo llegó Luis Téllez a dirigir una institución en la que se mueven los capitales más importantes del país? Es sinceramente una incógnita que todavía no me la explico. No hay que olvidar que Luis Téllez Kuenzler, como miembro del Gabinete de Calderón Hinojosa, fue sorprendido y gravado en una conversación telefónica en donde afirmaba que  Carlos Salinas se había que dado con cuantiosos recursos del erario público. El episodio le costó su salida del Gobierno, pero ya vemos que aterrizó en blandito.

Estos dos eventos que han puesto en la picota del escándalo a los señores del dinero, a los miembros de la BMV es muy posible que concluya con la salida de Téllez Kuenzler pues su permanencia ahí es casi insostenible. Pero  las dudas quedan en el aire: ¿Cómo pudo suceder esto?, ¿Será posible que la casta divina esté siendo tentada por la vulgar ganancia fácil, del soborno, del trinquete, la tranza?

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