Inicio / El Mirador / AMLO y la educación

AMLO y la educación

Por Víctor Ardura.-

Francisco de Quevedo, el mejor escritor del siglo de oro español polemista feroz y sobre todo hombre de ávidas lecturas, escribió un celebre soneto que habla bellamente del ejercicio solitario y vital de leer: “Retirado en la paz de estos desiertos, / con pocos, pero doctos libros juntos, / vivo en conversación con los difuntos / y escucho con mis ojos a los muertos.”

Escuchar con los ojos a los muertos es pasar la vista por los renglones escritos por quienes nos precedieron. Es vivir en conversación con hombres y mujeres de otras épocas, aunque también con autores actuales. Es un ejercicio vital que nos ayuda a ser mejores como seres humanos. Siempre he defendido la tesis de que habría mejores políticos en este país si destinaran una hora del día a la lectura de libros.

De ahí la importancia del anuncio hecho por Andrés Manuel López Obrador, hace unas horas, de impulsar la lectura como una asignatura independiente en el contexto del programa educativo el cual contempla, entre otras cosas, la gratuidad de la educación en todos los niveles, algo que impulsó aquí en Michoacán un gobierno de izquierda, el de Leonel Godoy Rangel.

Informa el candidato de las izquierdas que se dará o se enfocará esta estrategia de estímulo a la lectura con la difusión de autores mexicanos. Cita un nombre: José Vasconcelos, quien por cierto, -preciso es recordarlo-, fue el Secretario de Educación que propició la impresión masiva de clásicos en aquella cruzada educativa de principios de siglo pasado.

López Obrador no es ajeno ni a la lectura ni a los autores mexicanos. Sabemos de su cercanía con el enorme poeta Carlos Pellizer, allá en sus mocedades, (“hay azules que se caen de morados”), y nos han contado que conoció y estimó la obra de otro gran poeta tabasqueño, muerto tempranamente en Brindisi, Italia, en una carretera mientras manejaba un destartalado volkswagen: José Carlos Becerra, cuya obra reunida bajo el título “El otoño recorre las islas”, pudo ser posible gracias a la amorosa paciencia de otro no menos grande poeta, José Emilio Pacheco.

Es la primera propuesta importante que escucho de algún candidato en donde pone el acento en algo tan importante como es sacar a este país de esa suerte de analfabetismo que es el leer un par de libros al año, en promedio, o a veces ni eso, (dixit Peña Nieto y su resbalón en la Feria del Libro). El proponer la lectura, empero, forma parte de una propuesta de largo aliento.

¿Cómo no estar de acuerdo su iniciativa de que el magisterio recupere su liderazgo frente a los estudiantes, que se acote la nefasta influencia del SNTE, que se reestructuren los tiempos de clase o que se ponga énfasis en mejorar la calidad de las pedagogías aplicadas en la educación?

El candidato de la izquierdas afirma que el problema de la inseguridad, del eterno retorno a la violencia que ha dejado la política del garrote, obedece precisamente a que hay un déficit en este sentido. ¿Qué proponen los dos candidatos de la derecha? Tan sólo silencio o, en el mejor de los casos, un continuismo que se ha traducido en mejor presupuesto para las universidades, en una distorsión de los contenidos educativos y un empeño en forjar generaciones de sabios cuanto ignorantes tecnócratas. Bienvenida pues, la propuesta del tabasqueño.

Ver también

Anuncia Sheinbaum que realizará su cierre de campaña el 29 de mayo, en el Zócalo de la CDMX

CDMX, 16 de mayo del 2024.- La candidata a la presidencia de la coalición Sigamos …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *