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Cuando los sistemas legales y judiciales funcionen bien…

«…Cuando los sistemas legales y judiciales funcionen bien, pueden convertirse en instrumentos fundamentales de la reivindicación de los derechos humanos de las mujeres» Michelle Bachelet

El proceso político electoral federal 2011-2012 será de importancia capital para las mexicanas, no sólo por lo evidente; que de más de 79 millones de votantes, 41 199 700 son mujeres y representan el 51.83% del total del listado nominal aprobado por el Instituto Federal Electoral y que se utilizara el próximo 1 de julio.

Sin embargo, la feminización del padrón electoral viene siendo una tendencia consolidada en las últimas elecciones que constituye, también, un elemento para medir el avance de las mujeres en el terreno político, pues implica la voluntad de construir  una ciudadanía activa, sin embargo, las elecciones 2012 representan un cambio cualitativo en la dimensión del sufragio pasivo y eventual acceso al poder, a los cargos de representación popular.

Dos hechos cruciales para el avance político de las mujeres se vienen desarrollando en el actual proceso electoral, por un lado la sentencia de la Sala Superior del Poder Judicial de la Federación que recayó al Juicio para la Protección de los Derechos Político Electorales 12624/2011 y 9 procedimientos jurisdiccionales acumulados, que  impugnaron el acuerdo CG327/2011, «Acuerdo del Consejo General del Instituto Federal Electoral por el que se indican los criterios aplicables para el registro de candidaturas a los distintos cargos de elección popular que presenten los partidos políticos y, en su caso, las coaliciones ante los Consejos del Instituto, para el proceso electoral federal 2011-2012»

Las actoras, todas como militantes activas de los partidos políticos Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), Nueva Alianza y Revolucionario Institucional, manifestaron, esencialmente, que el acuerdo impugnado afectaba sus derechos para ser registradas como candidatas a diputadas o senadoras federales por el principio de mayoría, toda vez que consideran que no existía claridad o certeza en la norma reglamentaria que regía los procedimientos de elección internos, en especialmente por lo que se refiere a las reglas de excepción de la cuota de género.

El máximo Tribunal Electoral del país señalo que de la cuota de género tiene como objetivo el alcanzar la igualdad real en lo político electoral entre los hombres y mujeres, y que no puede ser tratada por los órganos electorales federales como una recomendación, sino como de obligatorio cumplimiento, de ahora en más, los partidos y coaliciones deben registrar en la elecciones federales como mínimo 120 y 26 formulas de candidatos de un mismo género, a Diputados y Senadores respectivamente, en las listas de representación proporcional estas se integrarán por segmentos de cinco candidaturas, en cada uno de los segmentos de cada lista habrá dos candidaturas de género distinto, de manera alternada, tratándose de la lista de candidatos a Senadores, los dos últimos lugares serán ocupados por un candidato de cada género

Otro acontecimiento esencial, será sin duda, que sea cual sea el resultado electoral, tendremos la mujer más votada en la historia del país, desde Rosario Ibarra de Piedra en dos elecciones, Cecilia Soto González, Marcela Lombardo y Patricia Mercado, también en un par de ocasiones, Josefina Vázquez Mota será apenas la quinta mujer en postularse a la Presidencia de la República, la primera de un partido gobernante o competitivo, no es difícil pensar que postulada por un instituto político con el gobierno federal, gobernando 9 entidades federativas, con 50 escaños en el Senado, 148 diputadas y diputados, así como casi 600 ayuntamientos, pueda superar el millón 128 mil votos de Patricia Mercado, si bien, sin juzgar más, de acuerdo a las encuestas de los últimos meses y de los primeros escarceos de campaña, luce muy difícil pueda ser la primer Presidenta de México.

Lo primordial, es, que México vera como nunca la mayor cantidad de candidatas, de mujeres de todas las ideologías y formaciones compitiendo por alcanzar espacios de representación popular, desde las políticas de carrera hasta líderes sociales, pero que no será una situación extraordinaria, gracias al movimiento de mujeres desde principios de siglo, es solamente la primera de muchas contiendas electorales, que de inicio deberá ayudar a México a superar la franja gris de la representación de las mujeres, que se sitúa entre 20 y 30 por ciento en los congresos federal y locales, como aseguró el coordinador residente del sistema de Naciones Unidas en el país, Magdy Martínez-Solimán, los partidos a su vez deberán fortalecer sus procesos de formación política y liderazgo para las mujeres que militan en ellos, y encontrar perfiles legislativos y de gobierno en mujeres provenientes de la academia y de la organización ciudadana.

A pesar de que podemos ver con claridad un avance en el horizonte político-paritario deseable en términos numéricos, es precisamente sólo una fase, debemos luchar porque sean establecidas cuotas de género similares en las legislaciones estatales, en algunos casos como Michoacán la ley sólo la recomienda, en Aguascalientes se limita sólo a las candidaturas plurinominales, y sobre todo para acceder no sólo a los parlamentos, sino a los gobiernos locales, la clave del poder; también debemos fortalecer la formación de género al interior de los partidos, debemos constituirnos en una masa crítica que tenga como objetivo la praxis política con conciencia de género, el hecho de ser mujeres, mujeres con poder, no garantiza que contribuyamos a repensar las relaciones sociales de poder entre los géneros en el ámbito de la organización social y cultural, que trabajemos para deslastrarnos de los anclajes tradicionales del pensamiento y de las prácticas sociales excluyentes, mediante las cuales, nos son negadas a todas las mujeres, políticas o no, la categoría de sujetas, de personas, de ciudadanas.

Esa es la responsabilidad de las mujeres que encabezan esfuerzos político electorales, no sólo es presentarse a la elección, tienen la responsabilidad histórica de incluir en su oferta política la absoluta necesidad de una agenda con conciencia de género, que incluya medidas legislativas y políticas públicas en favor de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, que coadyuve en la garantía de las integridad física y emocional de las mujeres, que provoque el avance en nuestra condición y posición social, y sobre todo que  suscite una praxis ciudadana en clave de género, que implique la reflexión y acción de los hombres y de las mujeres sobre el mundo para transformarlo, en el contexto de una ética de la convivencia humana basada en la promoción de importantes principios democráticos, valores y derechos humanos con equidad de género.

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