Arranque de Gobierno

* Poesía en peligro.-

No es lo mismo andar en la procesión que encabezarla. Apenas han corrido poco más de mes y medio y el gobierno de Fausto Vallejo Figueroa ha enfrentado nubarrones de tormenta, de esos que alegremente su partido, cuando era oposición, acostumbraba magnificar como en sordina hasta el escarnio.

Y en este proceso hemos visto de todo: errores como de principiante en el trato con grupos cuya pericia en la protesta y en la movilización, están fuera de toda duda. Tal es el caso de los normalistas, asunto que por impericia se dejó llegar hasta el extremo de mantener sin comunicación terrestre durante varios días, -nos referimos al servicio de transporte público foráneo, por supuesto-, o qué decir  del siempre conflictivo trato con las corrientes sindicales del magisterio. Ayer por la noche comuneros de Turicato secuestraron a 4 policías municipales, es más, ¡al mismo director de Seguridad Pública de Nahuatzen! como reacción ante el fino trato que los patrulleros prodigaron a un grupo de ciudadanos que participó en la recuperación de 140 hectáreas comunales. ¡Posible vía de solución: el diálogo directo con Reyna García!

Recuerdo  que dirigentes de poca monta, legisladores, y aún priístas cuya chamba era cotilleo en las mesas de café, hablar con indignada sorpresa del clima de inseguridad que se vivía en Michoacán. Pues bien: de acuerdo con un diario de circulación nacional que lleva un seguimiento puntual y profesional del número de ejecuciones por estado, (entiéndase asesinatos con destinatario y causa probable cuyo origen tiene cuantas con el crimen organizado), tan sólo en marzo la entidad ocupó el séptimo lugar en la tabla de honor de este tipo de barbaridades.

Algo que daría abundante materia prima para documentar aquello de que la realidad es más rica que la ficción, fueron los volantes y las mantas mandadas a imprimir por la organización delictiva conocida como los Caballeros Templarios. Mire usted si no es sorprendente: las hojas impresas fueron introducidas por debajo de los quicios de las puertas, tanto de particulares como de comerciantes, la noche de ayer domingo, y las mantas colgadas en diversos puntos de la ciudad. Esta organización informaba de una suerte de acuerdo (sic) con industriales de la masa y la tortilla y tablajeros para reducir el precio de estos comestibles. Seguramente usted se imaginará , caro lector, cuál fue la naturaleza de ese arreglo.

Y para ponerle la cereza al pastel nos enteramos que el Procurador General de Justicia, Plácido Torres, admitió esta derrota estratégica durante la celebración de un desayuno, uno de esos encuentros protocolarios que sirven para romper el hielo, con los reporteros de la fuente. Por supuesto, los esforzados servidores públicos, según informó el Procurador, para esa hora de la mañana (9:00 horas ya habían retirado las mantas).

Y qué decir del ruido provocado por el Secretario de Finanzas, que confunde la gimnasia con la magnesia, al contabilizar el déficit fiscal como deuda, un asunto que ningún administrador que sí haya pasado por la escuela se atrevería a sostener y menos públicamente. No hace falta ser muy avezados para tener algo así como el esbozo general de esta administración que apenas empieza: brillan por su ausencia las políticas que pudieran definir un rumbo, y en su lugar abunda una atareado cuerpo de bomberos esforzados en apagar diversos fuegos.

Poetas en peligro

Algo muy grave debe sucederle a este país cuando matan a sus poetas. Ayer nos enteramos del lamentable asesinato del poeta y traductor Guillermo Fernández. Fue encontrado amordazado y sin vida en el interior de su vivienda ubicada en el Estado de México. Yo lo traté como lector durante muchos años, si he tenido trato con la poesía italiana es gracias a sus versiones. Fernández tradujo a Italo Calvino, a los poetas del siglo XIX y XX, a Alberto Moravia, y a un excelente narrador casi desconocido para el lector en español, Alberto Savinio, hermano del pintor surrealista Giorgio de Chirico. Lo trate personalmente en un par de talleres y siempre me pareció un hombre sabio y humilde.

Antes, no sé si se acordarán el poeta chiapaneco Efraín Bartolomé fue objeto de una confusión y esforzados policías del Estado de México entraron a su domicilio en donde hicieron destrozo y medio. Por supuesto hubo la desaparición de ciertos objetos de algún valor y la procuraduría de esa entidad tuvo que resarcir el daño.

Está por supuesto del caso emblemático del poeta Javier Sicilia. Hace un año ya que manos criminales asesinaron a su hijo y a partir de esta desgracia personal, de la poesía pasó a la acción. Es hoy un referente indispensable de resistencia y oposición a la absurda guerra de Calderón Hinojosa contra el crimen organizado.

Ciertamente los poetas no son más importantes que cualquier otro ciudadano. Son como lo pensaba Mallarmé, los depositarios de las palabras de la tribu y nada más, pero son  los que preservan y le dan brillo al lenguaje, gente que no se mete con nadie si no es que para una que otra escaramuza de guerrilla literaria.

Desde aquí una tímida protesta por la brutalidad ejercida en contra de Fernández y una exigencia para el esclarecimiento de este asesinato.