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Lo que se juegan en estas elecciones, dentro de unos cuantos días, es la persistencia del modelo democrático que hemos elegido y que está todavía en vías de perfeccionarse. El Consejo Federal del IFE ha transitado, indistintamente, entre la sospecha y la credibilidad.
Si bien es cierto que ha controlado aspectos tales como la contratación de publicidad, y todavía y bajo criterios discutibles ha permitido la publicidad dolosa que daña la imagen de equis o zeta candidato. De ahí que resulte vital la postura del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, de firmar cualquier documento que requiera el IFE para respetar las elecciones y aceptar los resultados de las misma.
Es un compromiso que sin duda deja son elementos a quienes han insistido en la rijosidad y falta de compromiso democrático del tabasqueño.
En su acostumbrada rueda de prensa matutina, López Obrador instó al IFE a que revise los gastos de campaña del priista Enrique Peña Nieto que calcula rebasan los 56 millones de dólares. Más allá de lo dicho por López Obrador, es indispensable que el arbitro sea el garante de estas elecciones. Y si el código afirma con claridad topes de campaña no vemos por qué el Consejo tarda tanto en investigar o por lo menos fijar una postura.
Par muchos ciudadanos es claro el posible triunfo de López Obrador y en los próximos días las presiones, los golpes bajos, las mentiras estarán a la orden del día. Todavía hoy apareció un video en youtube, producido por un exmiembro del movimiento #Yosoy132, en donde se afirma que este conglomerado de jóvenes está siendo manejado por el tabasqueño. Son las mentiras y los golpes bajos previsibles en una contienda tan cerrada como la que se espera del primero de julio. Demostremos que nuestra democracia electoral va más allá de lo que pretende los cada vez más divididos poderes fácticos.
