Ahuizote Agencia de Información Ahuizote.com
Las elecciones presidenciales guardan siempre un componente de interrogación. En México, con una democracia todavía muy joven, la competición real entre diferentes propuestas abre la puerta a diversas interrogantes. En el 2000, cuando perdió el PRI por primera vez en las elecciones, el IFE organizó un debate el cual, desde nuestro punto de vista, supo aprovechar Vicente Fox con todo y lo rígido del formato. Corrieron seis años, con elecciones más competidas, con nuevos mecanismos de vigilancia, el Consejo General de este instituto organizó otro debate al cual faltó, erróneamente, el candidato Andrés Manuel López Obrador. Su ausencia, y muchos coinciden en eso, fue un trágico error que lo pagó en las urnas.
En las elecciones de este año el IFE organizó dos debates. Aunque los temas incluían diversos aspectos de la vida nacional, en el primero se dio un golpeteo entre candidatos que pocas veces permitió el examen real de los temas que se propusieron. Solamente Andrés Manuel López Obrador, saltándose a la torera el formato, pudo exponer puntualmente su interesante propuesta de gobierno.
No cabe duda que la inclusión de Javier Solórzano en el debate mejoró el encuentro entre candidatos presidenciales. López Obrador y Enrique Peña Nieto no apostaron por el ataque, cosa que sí hizo Josefina Vázquez Mota. Quadri, del Panal, inteligente en algunas ocasiones, no pudo quitarse de encima de la cacique sindical a la que estaba representando. Como sea fue un ejercicio que apuntala la democracia de nuestro país y que sirve para que los ciudadanos conozcan más a los candidatos, sus propuestas, sus fobias, y no lo que habla la publicidad negativa o positiva. En hora buena.
