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Tres décadas de neoliberalismo, de planificado desmantelamiento del Estado Benefactor bajo el argumento de que es mejor el libre mercado, la libertad de los actores económicos, ya se ha demostrado su inoperancia, su crisis y el estado de angustia que provoca en diversos países del mundo.
Un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas dado a conocer esta semana y metido en los medios en lugares marginales, señala el panorama de recesión económica está muy lejos de haberse superado. De hecho nos pinta un panorama muy negro: en los próximos dos años la creación de empleos entrará en una especie de impasse y además no hay necesidades de que comunidades como la europea puedan superar satisfactoriamente esta crisis.
El documento de la ONU coincide con diagnósticos de la CEPAL y de otros organismos que han visto cómo en la economía mexicana este modelo económico ha provocado que los pobres sean ahora miserables, lo que antes era clase media sea ahora pobres. Hay más millones de mexicanos que están en la clasificación de la pobreza extrema, es decir aquella que no alcanza a cubrir las necesidades alimenticias mínimas, que hace 20 años o si somos exactos, que hace seis años situación que da bastante qué pensar.
En España hay protestas por recortes en programas sociales. En Chile el año pasado hubo una movilización de estudiantes cuando un gobierno derechista intentó frenar la educación gratuita y masiva. Es muy probable que las protestas en otros países también se midan en términos mexicanos si no se plantean medidas radicales para frenar esta marcha hacia la pobreza. El modelo económico que se ha seguido evidentemente ya no es la respuesta. Es preciso buscar otros derroteros.
