El movimiento #YoSoy132

Hay ciertos momentos en que el movimiento #YoSoy132 me recuerda a lo sucedido hace 44 años. El movimiento estudiantil de 68 reivindicó la apertura democrática de un país, de un gobierno, que estaba negado a ello. Tan es así que se prefirió el brutal garrote a iniciar un proceso de diálogo que hubiese sido constructivo para nuestra nación.

Hay por supuesto diferencias notables. La primera de ellas es la diversidad de sus actores. No se trata de grupos aislados y faltos de argumentos, sino todo lo contrario. La espléndida crónica de Jimena Quintana, publicada en estas mismas páginas, nos da idea de la diversidad de sus orígenes y de sus planteamientos y de la coincidencia en puntos que son irrenunciables: democracia, libertad de expresión, derecho a la información, participación de los jóvenes. No fue flor de un día para sorpresa de los políticos profesionales.

En el Distrito Federal y en todo el país, vemos a estos chicos tratando de llegar a puntos estratégicos, pero coincidentes en lo fundamental. Ayer mismo, aquí en Morelia, un grupo de muchachos representantes del movimiento se apersonaron frente al Sistema Michoacano de Radio y Televisión, y exigieron mayor objetividad, apertura y criticaron el que se haya sacado del aire el programa de la periodista Carmen Aristegui.

El movimiento @YoSoy132 es la confluencia de muchos jóvenes despiertos y concientes de las carencias que tiene el país. Es de celebrar su ánimo de discusión, de debate serio, de acuerdos y de coincidencias que derivan en propuestas sólidas y bien pensadas, que  han puesto de cabeza a los medios de comunicación, a los políticos profesionales, y que obligan a repensar el papel de los jóvenes en el futuro inmediato en el país.