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Hace casi seis años aquí se estrenó el operativo “Michoacán Seguro”. Se trató de un ambicioso programa de seguridad que, en estricto sentido, ha constituido un enorme fracaso. Durante el Gobierno de Leonel Godoy Rangel, pese a que se insistió por parte del Gobierno Estatal una mayor coordinación de esfuerzos, la Policía Federal y el Ejército actuaron de manera independiente y sin rendirle cuentas a nadie.
Esta separación o alejamiento del Gobierno Federal provocó una ola de violencia como nunca se había visto en Michoacán. Añádase a lo anterior la venganza política del Presidente traducida en la acción emprendida contra una treintena de ciudadanos, que resultaron libres, y se tendrá una idea de lo que le constó a Michoacán esta ausencia de colaboración por parte del Gobierno Federal.
Mientras que por un lado se multiplicaban las atrocidades y los actos sanguinarios, -ejecuciones, atentados contra la Policía Federal, asesinatos de policías estatales, ataques paramilitares en plena vía pública-, por el otro se dio el reclamo legítimo del Gobernador Godoy Rangel por lograr una auténtica coordinación y un replanteamiento del operativo que incluyera mejoras a la calidad de vida, educación, políticas sociales, etcétera.
Hoy de nueva cuenta se pide el replanteamiento del operativo “Michoacán Seguro”. El Ejecutivo del Estado hace suyos los planteamientos del Gobernador que le precedió, particularmente en circunstancias en donde los ataques del crimen organizado han sido especialmente insistentes en sus poco más de cien días de gobierno.
Esperemos que el presidente sea sensible a estos reclamos aunque, como ha sucedido a lo largo de su gobierno, los muertos que vos dejais gozan de cabal salud…
