La televisión en crisis

Más allá de los beneficios políticos que pudiera concitar, las movilizaciones de este fin de semana son por demás interesantes cuanto inéditas y aleccionadoras. Cuando todo parecía indicar que se repetiría el esquema de una democracia virtual, en donde las ocurrencias mercadotécnicas rebasarían la capacidad de respuesta de la propuesta a secas, miles de ciudadanos salieron a la calle a protestar contra los medios de comunicación, contra el candidato a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, y ayer domingo ha concitar el apoyo a las aspiraciones de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.

Si durante años la televisión decidió en gran medida el modo de las elecciones y el perfil de los candidatos a la presidencia, hoy ese modelo hace agua. Los miles de jóvenes que atrajeron la atención de los ciudadanos y que por miles se congregaron en el Ángel de la Independencia rumbo al Zócalo capitalino, fueron convocados por las redes sociales. Y fue una convocatoria que hay que entenderla como un ¡No! rotundo a la candidatura del priista.

Al día siguiente, y sin la invitación de los medios televisivos, miles de ciudadanos se congregaron en el Zócalo capitalino para dar su apoyo a Andrés Manuel López Obrador. No fue un evento de esos normales sino más bien una convocatoria en donde se improvisó, se repudió y se construyó la voluntad de cambio. No hubo representantes de los partidos de las izquierdas, sino ciudadanía en pleno exigiendo su derecho a simpatizar con el candidato del cambio.

El día de hoy hay otra convocatoria encabezada por estudiantes. Mexicanos que radican en el extranjero se han organizado para formar comités de apoyo hacia el candidato de las izquierdas. Hoy mismo habrá otra manifestación de estudiantes y todo parece indicar que si bien la televisión impone un esquema de mercadotecnia que no se sale del guión, las redes sociales han tejido una cadena de transmisión inédita, con capacidad de convocatoria, y que se traduce en estos eventos que nada tienen de formales y sí mucho de originalidad y libertad de asistencia. ¿Está en crisis la televisión? ¿No es hora de que empiece a reflexionar sobre su papel en estos momentos en que los mexicanos exigen un cambio?