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Por Víctor Ardura.-
En la tribuna mediática un vaso se puede ver medio vacío o completamente lleno, hasta derramar la gota. Eso lo han aprendido muy bien quienes ahora son herederos el neopanismo, corriente muy alejada de los principios rectores que sostenía este partido cuando eran oposición y no gobierno. Este ejercicio de jugar con las verdades a medias o las mentiras descaradas, me recuerda a aquel a la fabricación, la reinvención de la historia de acuerdo a las veleidades del dictador en turno, el Gran Hermano, que es el cable transmisor de esa estupenda novela del visionario Gorge Orwel, 1984.
Lo anterior viene a cuento porque durante cuatro años, la dirigencia estatal del partido Acción Nacional, aquella encabezada por German Tena, magnífico, desdobló, adulteró sin rubor cifras y situaciones para ofrecer ante la opinión pública un estado de cosas que estaban muy alejados de la realidad. Nunca pudo probar nada, y quedó como el merolico de los cuentos.
Hoy le toca el turno a Héctor Gómez Trujillo quien, ayuno de ideas propias, repita sin variar una sola coma la estrategia de su antecesor. ¿Será que también es el personaje que es mecido por la mano que mueve la cuna, o sea, la hermana del presidente?
En un comunicado el señor Gómez Trujillo, -o habría que decir Gómez Tontillo-, informa que solicitara a la Auditoría Superior una revisión de las finanzas que heredó el exgobernador Leonel Godoy Rangel, con el fin de encontrar, y dice textualmente: “Debe castigarse a los responsables de esta debacle financiera, que además de estancar el desarrollo económico de Michoacán, impacta directamente en los sectores más vulnerables de la sociedad, al acotar los recursos para subsidios y programas sociales que demandan las familias más desprotegidas”.
Se ha explicado hasta la saciedad que la cifra citada por el dirigente panista no es real, que la deuda es la herencia acumulada de tres administraciones, que mucho impactó a la economía del estado la retención de partidas federales, y que bien visto el endeudamiento estatal es infinitamente inferior al del gobierno federal si lo comparamos con el presupuesto respectivo. Hay que poner las cosas en claro: las finanzas de la anterior administración se usaron para una política social que no tiene precedentes en el estado, para impulsar una política educativa, audaz y que deja su impronta en todos los niveles de la educación, que sirvió para comunicar lo que antes era incomunicable, es decir, a pueblos y comunidades cuyas carreteras y caminos estaban inhabilitados, y así podríamos seguir.
En los dos gobiernos de izquierda no hubo incremento de sueldo para los servidores públicos, y esta realidad se transparentó públicamente en el portal del gobierno del Estado en donde se anotó con claridad las percepciones de los funcionarios. No se puede decir lo mismo de esa burocracia dorada que creció exponencialmente durante el mandato de Felipe Calderón Hinojosa. Si Gomez Trujillo se tomara la molestia de acceder al portal de la Cámara de Diputados encontraría por lo menos tres estudios bien documentados que nos hablan del aumento escandaloso y lesivo de funcionarios de primer nivel, sus salarios, -por cierto muy superiores a los que percibía el exgobernador Godoy Rangel-, sus prestaciones. Eso es lo que debería cuidar el dirigente panista al ver la paja en el ojo ajeno cuando tiene una viga casi de concreto en el propio.
El repetir hasta el cansancio mentira tras mentira, confiando en que la opinión pública no recuerda o no compara, es y será la estrategia defensiva el PAN en Michoacán. Su pobreza argumentativa corre paralela a su flaqueza de miras. ¡Vamos señor Gómez Trujillo por lo menos sea original! Tener ideas propias no hace daño.
