Fatal fiesta mexicana

(17-09-12) Las noticias rojas son, ninguna duda cabe, impresionantes. Y más si se trata de información relacionada con el crimen organizado, concretamente con el narcotráfico.

Como periodista uno trata de pasar sobre ellas, sobre los hechos y sobre las fotos del caso, pero hay veces que eso no es posible. Y no lo es simple y sencillamente porque no significa, por la forma, lo que está ocurriendo.

Veamos. En un terreno del Puerto de Pucuato, Ciudad Hidalgo, en una cabaña en donde al parecer había una conmemoración de tonos divertidos, fueron interrumpidos en su festejo al rededor de cien personas, por el ejército; llegaron no precisamente a pedir posada.

Los soldados irrumpieron y los otros organizaron la huida del jefe protegido al por mayor. Poco más de cien invitados se movilizaron con sus vehículos, y como si fuera una película barata intentaron escapar, mientras muy pocos dieron cara protectora a las balas de ejército. Tres narcos cayeron, y los otros, incluido el jefe, pudieron compartir la huida.

Es decir, pudieron detener a seis vehículos de más de cuarenta que había en la fiesta. Al parecer, sí. Pese que el ejército estaba informado de esa fiesta patriótica.

También en esta noche mexicana, en donde no hubo evento qué lamentar, en un lugar cerca de Cojumatlán de Régules, encontraron diecisiete muertos ajusticiados, además desnudos, que ante todo la policía estatal del estado de Jalisco y federal, iniciaron las averiguaciones y se pusieron rudos con la prensa local.

Inclusive un corresponsal del diario ABC, periódico que como saben es de Michoacán, recibió el aprensivo insulto de la policía estatal de Jalisco.

Diecisiete de esta macabro hallazgo, y tres de Ciudad Hidalgo, suman la cifra de veinte personas muertas. Ello sin contar otros números que seguramente se dieron durante la noche de festejo mexicano. Sí, efectivamente, la fiesta mexicana regresó, en todos los sentidos.