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Por Jimena Quintana.-
Los fines de semana las calles de la capital se inundan de familias que, después de un merecido descanso, salen a recorrer los diversos espacios que esta ciudad tiene para ellos. Las calles del centro histórico, sobre todo las principales como Madero, se vuelven intransitables. La gente va y viene con helados en la mano, bolsas de las cosas que acaban de pagar o cámaras colgando del pecho porque están de visita en nuestra ciudad. Al atravesar el Eje central, justo para llegar a Madero, permite recrear con mucha facilidad las batallas medievales justo en el momento en que las huestes a toda velocidad chocan comenzando así la batalla, en el caso del distrito federal en este punto en particular la lucha es conseguir llegar al otro lado de la avenida. Pero por muy caluroso, húmedo, o sobrepoblado se encuentre el centro histórico, siempre tiene vida y es el lugar más visitado los fines de semana.
Una de las actividades recreativas más recurrentes en la vida de los capitalinos es ir al cine. Y es que el séptimo arte tiene un encanto especial. Desde el momento de llegar y observar los posters de las diferentes películas a exhibirse o próximas al estreno, comienzas a volar la imaginación pensando en la historia y el posible desenlace. Las hay para
todos los gustos, hay películas infantiles, para adolescentes, para adultos, etc. La gama de películas es bastante diversa también. La mayor parte de las veces vemos una película sólo para entretener, sin detenernos mucho a pensar o a reflexionar lo que estamos viendo. Pensando en que la semana fue seguramente agitada, la mayor parte de la población urbana busca relajarse de todo lo que implica ser un capitalino para adentrarse a mundos imaginarios de superhéroes y mundos de metal. Pero hay quienes buscan otro tipo de películas, las llamadas de arte. Aquellas que por su contenido nos hacen invariablemente reflexionar buscando siempre explotar las diferentes disciplinas artísticas. Es por eso que el cine es considerado como el Séptimo Arte, precisamente por la capacidad que éste logra al exponer ideas con imágenes valiéndose de las diferentes aportaciones artísticas.
La Cineteca Nacional fue el recinto que desde los años 70’s fue la principal promotora de este tipo de cine, tanto nacional como internacional. Sin embargo, en enero del presente año cerró sus puertas para ser remodelado, prometiendo tener instalaciones de vanguardia en su apertura que será a partir este mes. El tremendo hueco que dejaron estos siete meses de remodelaciones fue cubierto por sedes alternas que mantuvieron los ciclos de cine ya programados. Una de esas sedes, pequeña y muy íntima, es “La casa del cine”.
Ubicada en República de Uruguay 52, dentro del primer cuadro del centro histórico, está una pequeña entrada que te conduce a un pasillo con escaleras al fondo. En sus paredes aparece ya el rótulo del recinto con letras en dos sentidos haciéndolo muy divertido y advirtiéndote que has entrado ya a La casa del cine. En las paredes se observa algunos posters de películas clásicas. Al subir al segundo piso del edificio te encuentras con la pizarra de todos los talleres, películas y anuncios que tienen para ti. El edificio es antiguo y la estructura original permanece. En los pasillos del primer cuadro se exhiben a los participantes de los concursos que convoca la casa para fomentar algunas expresiones artísticas, sobre todo la fotografía, teniendo como tema principal la vida en el centro histórico. La taquilla está en la dulcería también, teniendo de frente una sala de espera con muebles antiguos, o bien butacas, dándole un estilo ecléctico que resulta muy acogedor. El costo depende del horario al que vayas, las primeras funciones tienen un costo de 35 pesos y la segunda es de 40 pesos, aunque ambas cuentan con descuento si eres estudiante. La casa del cine tiene sólo una sala de proyección con 43 butacas, que están a tu disposición los días lunes para que, previa cita, puedas exhibir ahí tus proyectos cinematográficos. Cuenta además con talleres de Sonido, Edición, Dirección de fotografía, entre otros que promueven las propuestas independientes, fundamentales para el desarrollo del cine nacional.
Se acerca ya la reapertura de la Cineteca Nacional, y a pesar de que esta es muy querida y de suma importancia, La casa del cine es un lugar que vale la pena apoyar y seguir visitando. Son esos pequeños esfuerzos innovadores que permiten tener cine hecho en casa.
