¿Eficacia en la seguridad pública?

Nada tan terrible como la muerte violenta de niños. En las grandes ciudades este tipo de noticias pasan casi desapercibidas; pero la cosa es muy distinta en comunidades en donde todos se conocen, los vecinos se dan la mano o se saludan y hay un sentido de cohesión social mucho más acendrado, tal es el caso de la Tenencia Morelos y de la confirmación del asesinato de los menores Yamilet Heredia y José Luis Rosales.

Después de semanas en expectativas sobre el caso de Chepe y menores días de Yamilet, la noticia del descubrimiento de ambos cuerpos conmocionó a esta comunidad. Ya antes se habían organizado, habían marchado por las calles de la capital y habían exigido al gobierno del estado encontrar a estos menores de edad. El caso provocó todo tipo de sospechas entre los morelianos, en especial entre las madres cabeza de familia, y hubo todo tipo de especulaciones en las redes sociales. Se habló incluso de traficantes de órganos.

Hay una suerte de ceguera, de ramplona estupidez, en el manejo de estas crisis que son ciertamente sensibles entre los ciudadanos. No es posible imaginar el dolor que sufren los padres, los hermanos, los abuelos de las víctimas aunque sí se puede medir el grado de enojo, de encono social que provocan.

Desgraciadamente el gobierno del estado dejó pasar mucho tiempo. Los funcionarios de seguridad pública y de procuraduría general de justicia se limitaron a declarar tonterías y no a dar la necesaria seguridad a los deudos de que habría lo elemental: rapidez en la localización de los infantes, y castigo a los culpables. Nada de eso sucedió. Hoy se habla de acciones colectivas, entendibles desde le punto de vista del sentimiento de una comunidad. Un encono social que pudo evitarse si las autoridades hubiesen actuado con rapidez y eficacia. Descansen en paz estos dos pequeños víctimas de una incomprensible violencia.