Excesos presidenciales

En un diario de circulación estatal, el gobierno federal filtró información que daña la honorabilidad del exgobernador Leonel Godoy Rangel. No es la primera vez que por encima de las más elementales normas procesales, el gobierno que preside Felipe Calderón Hinojosa intenta desdorar al que fuera gobernador de esta entidad y a su equipo de gobierno. Si se ve con atención los datos ofrecidos por la secretaría de la función pública, -habría que preguntarnos a santos de qué y por qué la filtración en ese específico diario-, reviven un asunto que habla del tráfico de influencias e información privilegiada de funcionarios del IMSS para con una empresa particular. Y de ahí pasan a involucrar a Godoy Rangel sin mayores pruebas objetivas.

Cuando se encarceló a 30 funcionarios públicos michoacanos, expediente conocido como michoacanazo, todos quedaron en libertad y la Procuraduría General de la República, quien violó la soberanía del estado, la Constitución, y otras leyes, quedó en ridículo. También se filtró a los medios información privilegiada. Después fue el estrangulamiento financiero con las participaciones federales, en abierta violación de la ley de Coordinación Fiscal. Ahora, a meses de que termine su gobierno, Calderón ordena ensuciar la imagen del exgobernador michoacano.

Godoy Rangel ya se deslindó por completo de dicha información y exigió al diario, de acuerdo a la ley de imprenta vigente, sea publicada su respuesta.

No hubo, por otro lado, el indispensable derecho de réplica que todo ejercicio periodístico exige. No es improbable que los ataques persistan.

Lo que habría que preguntarse aquí es si es válido tal abuso de poder presidencial. Como si fuera el presidente de una república bananera, Calderón Hinojosa hace uso y abuso de “facultades” metaconstitucionales para hacer ajuste de cuentas político. Con ello desprestigia la función del presidente y de las instituciones que hacen posible la república.