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México es un país de gente sin empleo, de ciudadanos que trabajan en condiciones por debajo de la ley, de millones de personas que se ganan la vida en la economía informal. El sexenio de Felipe Calderón Hinojosa cerrará con una nación que se debate en la pobreza, en la baja calidad de vida. Es decir, un gobierno que desdijo en los hechos lo que se prometió en campaña afirmó José Luis de la Cruz Gallegos, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, en una nota publicada en el Universal, coincide con lo que han planteado organismos como la CEPAL o la OIT: México es una nación que se debate entre la pobreza y la miseria extrema, en donde el horizonte vital es la falta de oportunidades. Es por eso que irritan e indignan las declaraciones presidenciales como las de hace unos días en donde fuera del país el Presidente se ufanaba de haber frenado la migración gracias a sus programas de Gobierno.
El investigador ilustra con datos del INEGI que poco más de 4 millones de personas estaban subempleadas al cierre de 2011; 1.3 millones más que en 2006, cuando 3 millones de personas requirieron un empleo adicional. La informalidad se aproximó a 14 millones de personas en 2011 y en marzo se situó en 13.75 millones.
El sexenio cerrará, añade el investigador, con un déficit impresionante en la creación de empleos. Eso lo podemos constatar en la vida diaria. En Michoacán miles de jóvenes son contratados sin prestación alguna, con largas jornadas laborales y con la espada de Damocles en la cabeza ante la menor falta u ocurrencia de sus jefes inmediatos. Muchos se emplean en la informalidad y otros hacen circo, maroma y teatro para poder echarse un peso a la bolsa. Esa es la realidad que deja Felipe Calderón Hinojosa. Un estado de cosas que no se puede tapar con un dedo y que es el mismo esquema que propone la candidata del partido que llevó a Calderón Hinojosa a convertirse en la peor pesadilla para los mexicanos.
