La imprescindible Austeridad

La austeridad republicana, un concepto Juarista, apuntaba a que un servidor público percibiera ingresos en tal cuantía que pudiera vivir con decoro. El mimo Benito Juárez fue un presidente que vivió con remuneraciones que, vistas a la distancia, nos hablan del hombre austero que fue y de lo que entendía por el concepto de Servir, no se servirse. El candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, hizo un anuncio que seguramente causará escozor a los miembros de la clase política nacional. Una medida que tiende volver al servicio público, un medio mediante el cual la austeridad no sea letra muerta.

Su anuncio de reducir el salario del presidente a la mitad, es decir cien mil pesos mensuales, seguramente provocará comentarios cuyo vocablo facilón derivará en un adjetivo: populismo. No lo es si atendemos los diferentes estudios y análisis que se han realizado desde la Cámara de Diputados y otros organismos que nos dibujan, con todas sus letras y excesos, a una burocracia dorada, a una clase privilegiada pero insultante par a las condiciones económicas del país.

Salarios estratosféricos, bonos, prestaciones, pago de seguro de gastos médicos, viáticos, son los gastos que el presupuesto federal tienen que enfrentar para sostener a esta burocracia la cual ha crecido, coincidentemente, en el sexenio del Presidente Calderón Hinojosa. Con el salario y las prestaciones que recibe, por ejemplo, el Consejero Presidente del IFE y un Ministro de la Suprema Corte de la Nación, podrían vivir con holgura por lo menor cincuenta familias mexicanas durante todo un año. No hay nada que justifique un salario superior a los trescientos mil pesos y prestaciones que no le vayan a la zaga.

Andrés Manuel López Obrador se plantea la austeridad en el gasto corriente o la otra alternativa, aumentar impuestos.El lado fiscal anuncia que lo dejará por la paz, no habrá incremento en los impuestos pero sí reducciones drásticas en los salarios de todos los servidores públicos empezando por el Presidente. Sería cuestión de echar cuentas y sacar conclusiones.

La izquierda siempre ha planteado la austeridad. Desde que entró a gobernar Lázaro Cárdenas Batel hasta Leonel Godoy Rangel, los salarios de los servidores públicos no se movieron. Las percepciones del Gobernador, por ejemplo, jamás superaron los noventa mil pesos, y se eliminó la famosa nómina secreta.

No nos extrañe entonces esta propuesta de López Obrador. Populismo no, más bien frenar los excesos en algo tan importante como el servicio público.