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Nueva Jerusalén, un conflicto

Por Víctor Ardura.-

Las influencias que, quién sabe de dónde, ha sacado el grupo de religioso en Michoacán, y que mantienen la expectativa de los medios de comunicación, han llevado al gobierno del estado y a interesados en el conflicto a soluciones que en nada merecen la atención de la comunidad de la Nueva Jerusalén.

El problema no es sencillo, por lo tanto la solución dista de ser fácil. Sin embargo se ha expuesto el problema entre el derecho a una educación laica y la aspiración de modificar aquel en términos religiosos, con la libertad de culto que los otros piden. No es en una cuestión de única solución.

Por su parte, el gobierno del estado insiste en mover a los habitantes laicos de la Nueva Jerusalén, a lejanas tierras para acometer con el cumplimiento del estado a otorgar educación básica gratuita, laica y garantizada.

La comunidad, la población religiosa, en la vuelca sus necesidades sin solución visible ante la discrepancia de lo que significa la educación desde el punto de vista religioso.

Surge el problema ante la eclosión de la alternancia laica que ofrece una visión de trescientos ochenta grados al problema de la educación, sobre todo por la intensa actividad religiosa que se vive en la localidad.

Insisto, el gobierno parece dar por sentado que la construcción de la escuela debe ser fuera del hogar, externo al terruño habitado por la comunidad religiosa. De hecho han revestido las puertas del pueblo con cadenas y vigilancia.

Ante esto, el gobierno del estado propone una salida rápida: que los usuarios de la escuela permitan se construyan un par de aulas fuera de la comunidad. Jesús Reyna García, secretario de gobierno, ha insistido constantemente en esa solución.

Sin embargo, la comunidad religiosa, atestada en religión, carece de prestancia para conseguir lo sugerido por el ejecutivo. Resultado: ninguna aula y sí mucha tarea de prodigar con su conflicto, el fin del mundo religioso.

Otro actor en escena: Jorge Cazares, líder de la CNTE, quien se vio afectado por la situación al proponer al gobierno una solución laica que implique el cierre de las trampas religiosas. El SNTE también ha intervenido en esta idea y propone por su lado que se haga el esfuerzo para aceptar las aulas ofrecidas.

El problema es grave. No vemos que el gobierno estatal turne el problema como debería ser: someter a la secta de fieles, obligarla a evitar un estallido religioso y a propiciar un conflicto con los miembros de la comunidad.

¿El asunto es sencillo como las propuestas del ejecutivo? ¿Qué tipo de solución está diseñando el gobierno del estado para dar solución a este enfrentamiento no de diferencia espiritual y sí de profeso?

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