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Cuatro horas de asalto a la democracia en Brasil: claves de una crisis política sin precedentes

09 de enero del 2023.- Durante alrededor de cuatro horas y media, la democracia brasileña ha resistido este domingo el asalto de miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro a las sedes del Gobierno, del Parlamento y del Tribunal Supremo, una crisis política que no se veía en el país desde el golpe de Estado de 1964 y que se produce tan solo una semana después de la investidura del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.

Seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro asaltan el Congreso en Brasilia 

Los grupos de bolsonaristas extremistas, que han destruido todo lo que se encontraban a su paso en los edificios de las instituciones brasileñas, llevaban semanas acampados frente a cuarteles pidiendo un golpe militar, aunque las Fuerzas Armadas han hecho caso omiso.

El investigador asociado del Real Instituto Elcano, Rogelio Núñez, cree que las posibilidades de los bolsonaristas de dar un golpe de Estado «son muy pequeñas”. “Las Fuerzas Armadas, en su mayoría, apoyan a la institucionalidad. Creo que es una estrategia calculada para tensionar el país y que esa tensión sea favorable para las aspiraciones para Bolsonaro”, opina en declaraciones a RNE.

“Las Fuerzas Armadas, en su mayoría, apoyan a la institucionalidad“

A pesar de los fallos de seguridad que el propio presidente ha reconocido, los expertos coinciden en que el movimiento bolsonarista radical va a perder fuerza y que la situación vivida este domingo va a fortalecer al líder izquierdista.

“El Gobierno de Lula va a salir fortalecido de este episodio porque va a haber una desafección de muchos exiliados de Bolsonaro y una aglutinación mayor del centro-izquierda en torno a la figura de Lula y su Gobierno”, opina también el politólogo y especialista en las relaciones España-Brasil, Bruno Ayllón.

La democracia brasileña, “bajo ataque”
Vestidos con banderas de Brasil y camisetas con los colores amarillo y verde, decenas de simpatizantes del expresidente brasileño irrumpieron este domingo a media tarde en el Congreso del país, así como el Tribunal Supremo y en el Palacio Presidencial, todos ellos ubicados en la conocida como plaza de los Tres Poderes. El grupo de manifestantes rompió los cristales de los edificios, considerados patrimonio de la Humanidad, y causó destrozos en el interior.

Un episodio que el colaborador de la agencia EFE, Eduardo Davis, califica como “un ataque a la democracia brasileña”. “Son grupos de una ultraderecha antidemocrática que ha invadido nada menos que la sede del legislativo, la Corte Suprema y la Presidencia. No hay duda de que han llegado al despacho del presidente”, afirma en una entrevista en el Canal 24 horas de TVE.

Los manifestantes seguidores de Bolsonaro viajaron hasta Brasilia en autobús desde otros puntos del país para unirse a las concentraciones que pedían un golpe militar. Según el ministro de Justicia brasileño, Flavio Dino, se han registrado alrededor de 40 autobuses que se emplearon para trasladar a los manifestantes a la capital.

Por su parte, Lula da Silva se vio obligado a decretar la intervención federal en Brasilia para establecer el orden y ordenó el cierre del centro de la capital durante 24 horas, incluida la avenida principal en la que se encuentran los edificios gubernamentales.

Seguidores de Bolsonaro acampados ante los cuarteles durante semanas
Las manifestaciones de este domingo fueron convocadas por los partidarios de Bolsonaro que llevan acampados desde el día después de las elecciones celebradas el 30 de octubre frente a cuarteles del Ejército reclamando un golpe de Estado contra Lula.

En los más de dos meses que han pasado desde entonces, los grupos de bolsonaristas han protagonizado hechos violentos, entre ellos un intento frustrado hace dos semanas de colocar un explosivo en las inmediaciones del aeropuerto de la capital brasileña. Los miembros de estos grupos no reconocen el resultado de los comicios que ganó Lula sobre Bolsonaro por una estrecha diferencia.

“Hay movimientos golpistas que han acampado frente a la puerta de los cuarteles. Han pedido sin ningún pudor un golpe de Estado, algo que pocas veces se había visto en América Latina”, afirma Davis. “Eran millares de personas acampadas pidiendo un golpe militar. Los generales hicieron oídos sordos, pero no hubo absolutamente ningún movimiento para desmovilizar esos campamentos”, añade.

Por su parte, Núñez subraya que “la gran mayoría de las instituciones brasileñas está a favor de la democracia”, aunque destaca que “la estrategia bolsonarista va a ser tensionar de aquí a los próximos años lo máximo posible para debilitar al Gobierno y a la democracia”.

Bolsonaro, quien se encuentra de viaje en Florida, y su Partido Liberal han condenado las protestas y el expresidente ha rechazado las acusaciones de Lula de que ha tenido un papel en la provocación de los disturbios de este domingo.

En este sentido, Davis afirma que, a pesar de que el partido del exmandatario haya condenado ahora la situación, “hasta la semana pasada estaba animando a estos movimientos golpistas que estaban acampados a las puertas de los cuarteles, pidiendo un golpe militar que impidiera que Lula tomara posesión”.

Una crónica de “un asalto anunciado”
Los disturbios en la plaza de los Tres Poderes se producen tan solo una semana después de que Lula da Silva asumiera el cargo. Su predecesor, en lugar de asistir a la ceremonia, decidió viajar a Estados Unidos.

Una parte de los votantes de Bolsonaro pusieron su esperanza en él para derrotar a Lula y no aceptaron los resultados de las elecciones. Por ello, miles de personas se comenzaron a concentrar a las puertas de cuarteles en diferentes zonas del país para exigir una intervención militar contra la victoria del líder izquierdista, a quien consideran una amenaza a sus valores.

El asalto de la sede del Ejecutivo, el Tribunal Supremo y el Congreso por parte de simpatizantes de Bolsonaro también se produce tan solo dos días después del segundo aniversario del asalto al Capitolio de Estados Unidos, en el que murieron cinco personas.

“Estamos ante unas fechas en las que se recuerda el aniversario del asalto al Capitolio. Todo estaba un poco destinado a que pasara”, opina Núñez. “Lo de Brasil era una crónica de un asalto anunciado. Llevan semanas ante los poderes del Estado. Su grado de fanatismo y radicalización no ha disminuido ni con la derrota de Bolsonaro”, añade.

El periodista y analista brasileño Alexander Fernández Agabiti, afirma a RTVE.es desde Sao Paulo que lo ocurrido este domingo es “absolutamente imperdonable”. “Es algo que estaba cantado. Hasta las piedras de la calle sabían que algo iba a pasar. Incluso pasó en diciembre, cuando hubo manifestaciones en Brasilia el día que Lula asumió la Presidencia. No era mucha gente, eran como 200 personas, pero nadie fue detenido. No pasó absolutamente nada”, recalca.

Disensiones en el Gobierno de Lula sobre cómo actuar
Desde Araraquara, Lula da Silva ha ordenado la intervención de los organismos de seguridad del Distrito Federal, la región en la que se encuentra la capital brasileña, y ha desplegado fuerzas federales para ayudar a retirar a los manifestantes de las instituciones.

El presidente ha culpado a Bolsonaro de haber “estimulado” con sus discursos a los golpistas y afirmó que hubo “mala fe” e “incompetencia” por parte de los responsables de seguridad de Brasilia.

En este sentido, Ayllón señala que este domingo se registraron fallos de seguridad. “En un Gobierno que apenas lleva una semana, no puede ser que por las redes se esté convocando una manifestación y que la Inteligencia brasileña no lo sepa”, afirma en una entrevista en el Canal 24 Horas. “El Gobierno de Lula tenía disensiones sobre cómo reaccionar ante esos campamentos”, recalca.

“No puede ser que por las redes se esté convocando una manifestación y que la Inteligencia brasileña no lo sepa“

Por su parte, el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y experto en América Latina, Javier Esguevillas, asegura que la respuesta de Lula da Silva ha sido “lógica, democrática y basada en la Justicia” y que el mandatario “ha hecho lo correcto”. “La izquierda en América Latina tiene que ser muy pulcra en cuanto a cómo reacciona porque tiene que demostrar que la fuerza del Estado no está para reprimir manifestaciones”, añade.

El bolsonarismo, cada vez “más aislado”
El asalto a las instituciones brasileñas ha recibido una condena unánime por parte de los líderes internacionales, tanto de América Latina, como de Estados Unidos y de Europa. Desde el presidente chileno, Gabriel Boric, quien ha recalcado que Brasil cuenta con el “pleno apoyo de su país frente a este cobarde y vil ataque a la democracia”, hasta el mandatario colombiano, Gustavo Petro, quien ha dicho que “el fascismo había decidido dar un golpe de Estado”.

En la misma línea, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha condenado a través de su cuenta en Twitter el “asalto a la democracia y el traspaso pacífico del poder en Brasil”. “Las instituciones democráticas de Brasil cuentan con todo nuestro apoyo y la voluntad del pueblo brasileño no debe ser socavada”, afirmó.

Con información de RTVE

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