Columna Política «SOBREMESA», Por Antonio Soto.- A raíz de los graves hechos delictivos ocurridos en el País, en los que se han visto involucrados varios funcionarios públicos, los partidos políticos se han comprometido ante los mexicanos a revisar de manera escrupulosa los antecedentes de todos sus aspirantes a los distintos cargos de elección popular que se disputarán el próximo año. Los presidentes nacionales de las tres principales fuerzas políticas han asegurado que no aceptarán como sus abanderados a ninguna persona si sobre ellos pesa la más mínima sospecha de tener nexos con la delincuencia o de haber sido parte en la comisión de algún delito.
La senadora panista Adriana Dávila considero que, por ética, la dirigencia de su partido debe impedir la postulación de Mauricio Fernández Garza para alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, por la existencia de una averiguación previa en torno a posibles vínculos con el crimen organizado. También Carlos Navarrete reiteró la disposición del PRD para que todos sus candidatos pasen la «prueba del ácido», tengan «honorabilidad probada, sin vínculo alguno con la delincuencia» y que como prueba de ello ya han solicitado que declare ante la Procuraduría General de la República, Ricardo Gallardo Cardona, Presidente Municipal de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, quien es aspirante a la gubernatura de ese estado y a quien se le atribuyen nexos con el narcotráfico.
¿Cuántos muchos otros no habrá en todos los partidos en las mismas circunstancias que pretenden ocupar algún cargo en el 2015?. Al parecer pudiera haber muchos en todas las fuerzas políticas que buscan alguna representación politica, de estos no son pocos los que se atienen a que serán protegidos y solapados, ya sea bien por los dirigentes de sus partidos; o bien por los funcionarios del propio gobierno, eso no es una novedad en nuestro País, por ejemplo, hoy sabemos que en el caso del panista Mauricio Fernández de San Pedro Garza, fue ocultada la investigación durante el gobierno de Felipe Calderón y eso que aquel sexenio estuvo marcado por la supuesta lucha contra el crimen organizado.
Con todo lo que ha ocurrido en México no debería existir ningún titubeo de los dirigentes partidistas, debería estar mas que claro que para representar a los mexicanos en cualquier espacio de la función pública, no basta con no aparecer en algún expediente judicial, es condición indispensable estar libre de toda sospecha y gozar de honorabilidad y de buena fama pública, de no ser así los partidos políticos que postulen a individuos que no cumplan con estos mínimos requisitos no estarán entendiendo en nada el grave momento histórico por el que está atravesando la Nación y todo los discursos de los dirigentes quedarán en mera demagogia y en un simple engaño más a la población.
Por ejemplo, ha salido a la luz pública que la Policía Federal capturó en la región de Tierra Caliente de Guerrero a una banda dedicada presuntamente al tráfico de drogas hacia los Estados Unidos y que entre los detenidos se encuentra el hermano del aspirante del PRD a la alcaldía de Coyuca de Catalán, Cuauhtémoc Montufar Burgos. Con este hecho no debe quedar alguna duda para los dirigentes de que dicha persona no debe ser candidato bajo ninguna circunstancia, a ningún cargo de elección popular, atendiendo a la más mínima regla de la ética política, de postularlo, el partido y el candidato cargarían con la sospecha ciudadana, de que si el hermano se dedicaba a actividades ilícitas, ?como fue que su consanguíneo no advirtió y notificó en su momento a la autoridad correspondiente, como era su obligación?.La opinión pública nunca creerá el que no sabía este aspirante, en que pasos andaba su hermano, y la factura terminará pagándola el partido si éste erróneamente lo postula.