*INFORME SIN CONTRAPESO: OBRAS, APLAUSOS Y SILENCIOS INCÓMODOS.
*¿QUIÉN DESTAPA A QUIÉN? EL VERDE Y SU CANDIDATO SIN AVAL.
*MANZO CHANTAJEA CON EL TELEFÉRICO.
- ALFONSO, ESTIGMA DE PALABRA ROTA.
Columna Política «Bajo la Lupa», Por Armando Saavedra (25-IX-2025).- En Michoacán, el Cuarto Informe de Gobierno de FREDY RAMÍREZ BEDOLLA fue más que una rendición de cuentas: fue un desfile de cifras, una coreografía de lealtades y una vitrina de contrastes. El gobernador llegó al Congreso con la frente en alto y el discurso bien ensayado: más de 40 mil millones de pesos invertidos en obra pública, sin deuda, con teleféricos, hospitales, carreteras, reforestación y hasta inteligencia artificial para vigilar los bosques.

Pero lo que no llegó fue la autocrítica. Y lo que sí se coló, entre los posicionamientos legislativos, fue el verdadero diagnóstico: Michoacán no tiene un problema de presupuesto, tiene un problema de gobernabilidad.
La numeralia es potente. Se rehabilitaron más de 1,300 kilómetros de carreteras, se construyen teleféricos en Morelia y Uruapan con más de 5 mil millones de pesos, se sembraron 10 millones de árboles y se instalaron sistemas de alta tecnología para combatir el cáncer. Se presume que 500 mil personas salieron de la pobreza y que Michoacán es líder nacional en combate al rezago educativo. Todo eso sin deuda pública. ¿Milagro administrativo? ¿Narrativa de transformación? ¿O maquillaje institucional?
Porque mientras el gobernador hablaba de hazañas pacíficas y derribo de mentiras, desde la tribuna legislativa se escucharon voces que no compraron el guion. La diputada panista ANA VANESSA CARATACHEA lo dijo sin rodeos: “Sí, hay obras, sí, hay proyectos”, pero eso no alcanza para ocultar las carencias. Más de la mitad de la población vive en pobreza, hay escuelas sin baños, aulas improvisadas y ciclos escolares sin maestros. Y mientras se gastan miles de millones en teleféricos, se organizan conciertos gratuitos que generan titulares, pero también dudas sobre su costo y pertinencia.
Movimiento Ciudadano, con la diputada GRECIA AGUILAR, fue más allá: “La gente no quiere teleféricos que endeudan al Estado. Quiere transporte público digno, seguridad en todo el territorio y respeto real a las mujeres”. Su discurso fue el más filoso, el más político, el más incómodo. Denunció la crisis de gobernanza, los intentos por vulnerar la división de poderes, la desaparición de órganos de transparencia y la simulación democrática. “La legitimidad no se gana con likes, sino con resultados”, sentenció. Y recordó que Michoacán ocupa el segundo lugar nacional en percepción de corrupción, según el INEGI.
El PRI, con Guillermo Valencia alias “MEMO CAHUAMAS”, optó por la crítica con caricias. Reclamó la inseguridad, la ejecución de alcaldes, el dominio del narcoterrorismo en municipios enteros, la falta de respuesta federal y el asesinato de menores durante el ciclo escolar. Pero también reconoció avances en obra pública y reiteró que el PRI será una oposición institucional. “No hay quinto malo, gobernador”, dijo, en un gesto de cortesía política que no oculta la exigencia de resultados.
Y luego vino el espectáculo. CARLOS TAFOLLA, el diputado independiente que se asume como “del Sombrero”, se deshizo en agradecimientos al gobernador, promocionó su aplicación “Alerta Ciudadana”, pidió intervención directa del Ejecutivo en el Legislativo y nombró a CARLOS MANZO como “Nuestro Dirigente Nacional”. Su discurso fue caótico, personalista, cargado de slogans y referencias religiosas. Un acto de fe política que confirma que en Michoacán también hay legisladores que confunden la tribuna con el púlpito.
El PRD, por su parte, se rindió. BRISSA ARROYO justificó el apoyo permanente al gobernador, habló de avances “fuera de toda discusión” y pidió unidad, inclusión y respeto. Pero se abstuvo de enlistar los retos pendientes. Su discurso fue una genuflexión institucional, una muestra de alineación sin matices, una adhesión que deja claro que el PRD ya no es oposición, sino acompañante.
Y mientras todo eso ocurría, hay que señalar que al inicio de la sesión, el Congreso guardó un minuto de silencio por SILVERIO VILLEGAS, migrante michoacano abatido por el ICE en Estados Unidos. El diputado JUAN CARLOS BARRAGÁN, siempre atento al reflector, aprovechó el momento para pedir justicia, denunciar el racismo y lamentar que el Estado no haya ofrecido condiciones para que los paisanos se queden en Michoacán.
Pero más que un acto de solidaridad, su intervención fue una jugada de oportunismo político: convertir una tragedia internacional en vitrina local, como si el Congreso pudiera legislar sobre la brutalidad migratoria en territorio ajeno. ¿Qué pueden hacer los diputados locales para defender a los migrantes en Estados Unidos? Nada. Todo es demagogia. Lo que sí pueden hacer —y no hacen— es garantizar condiciones dignas aquí, para que no tengan que migrar. Pero eso no da aplausos inmediatos ni titulares lacrimógenos. Barragán no pidió justicia: pidió atención.
RAÚL MORÓN, senador y aspirante a la gubernatura, eludió la confrontación. Reconoció avances en obra y saneamiento financiero, habló de retos en seguridad y educación, y negó conflictos con el gobernador. Pero aceptó desencuentros dentro de Morena. Sentado junto a él, también asistió el exgobernador LEONEL GODOY RANGEL, hoy diputado federal, con quien encabeza la tribu morenista conocida como el “Bloque de Defensa de los Valores de la 4T”.
Ambos acudieron en muestra de civilidad política, aunque no coinciden con FREDY RAMÍREZ BEDOLLA ni en estilo ni en proyecto, mucho menos en la disputa por la candidatura de Morena al gobierno estatal en 2027. Su mesura fue estratégica: la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM había estado en Michoacán días antes, elogiando los avances de la 4T. Ir contra eso sería un balazo en el pie. Morón dejó el discurso disruptivo para otra ocasión, y GODOY, fiel a su estilo, optó por el silencio calculado.
Y aunque el gobernador FREDY RAMÍREZ BEDOLLA no mencionó a los exgobernadores presentes, el mensaje fue claro. En su rosario de presunciones, soltó una frase que retumbó más que cualquier cifra: “No faltaba dinero, sobraba corrupción”.
La clase política leyó entre líneas. Ahí estaba LEONEL GODOY RANGEL, sentado junto a RAÚL MORÓN, ambos protagonistas de la tribu morenista que disputa la candidatura al 2027. Pero también figura clave, junto con LÁZARO CÁRDENAS BATEL, del sexenio que inauguró el gran endeudamiento de Michoacán y el crecimiento de los grupos delincuenciales. ¿A quién le sobraba la corrupción? El gobernador no lo aclaró, pero tampoco lo necesitaba. Su omisión fue su acusación. Y su silencio, más elocuente que cualquier mención protocolaria.
Y sí, el gobernador mencionó a la Universidad Michoacana. No solo la mencionó: la convirtió en estandarte emocional. Presumió la reforma universitaria impulsada por su gobierno, enfatizó la autonomía y el presupuesto pleno asentado en la Constitución estatal, y celebró la nueva forma de elección del rector.
Estuvo a punto de llorar cuando proclamó “el orgullo de ser nicolaíta”. Fue su momento más humano, más genuino, más político. Pero también el más contrastante, porque apenas días antes se anunciaba una reducción presupuestal para la misma universidad. ¿Autonomía con tijeras? ¿Presupuesto pleno con recortes?
El Cuarto Informe fue, en suma, un maratón de oratoria sin contrapeso real. Un evento donde el gobernador presumió lo que debía presumir, pero omitió lo que debía explicar. Un espacio donde la oposición se dividió entre la crítica filosa, la institucionalidad calculada y la rendición sin pudor. Un escenario donde la gobernabilidad, la seguridad, la transparencia y la legitimidad quedaron fuera del discurso oficial.
Porque en Michoacán, como bien dijo GRECIA AGUILAR, el verdadero problema no es la falta de dinero. Es la falta de gobernabilidad. Y eso no se resuelve con teleféricos, conciertos ni encuestas a modo. Se resuelve con resultados, con diálogo real, con respeto a la división de poderes, con políticas públicas que escuchen antes de imponer. Se resuelve con un gobierno que no administre la narrativa, sino que transforme la realidad.
Y eso, hasta ahora, sigue pendiente.
¿QUIÉN DESTAPA A QUIÉN? EL VERDE Y SU CANDIDATO SIN AVAL.
En el desfile prematuro rumbo a 2027, el Partido Verde quiso quitarle reflectores a RAÚL MORÓN para colocar al diputado ERNESTO NÚÑEZ AGUILAR como su “carta fuerte” a la gubernatura. El destape lo hizo ARTURO ESCOBAR Y VEGA, quien se autoproclamó presidente nacional del PVEM, aunque ese cargo corresponde a KAREN CASTREJÓN. ¿Quién le dio facultades para hablar por el partido? Nadie. Pero como padrino político de NÚÑEZ, ESCOBAR lo exhibe como “el mejor perfil”, sin método, sin consenso y sin una sola encuesta verificable.
Peor aún: NÚÑEZ carga con el estigma de “diputado moches”, por su historial de discrecionalidad presupuestal. ¿Es ese el perfil que el Verde quiere llevar a la mesa de negociación con Morena y PT? ¿O se trata de elevar su cotización política en la alianza?
El Verde presume fuerza nacional, pero en Michoacán su peso es marginal. Antes de hablar de candidaturas, debería definir quién puede hablar por el partido. Porque si cada consejero puede destapar aspirantes, que se prepare Michoacán para una lluvia de perfiles sin aval.
MANZO CHANTAJEA CON EL TELEFÉRICO.
Y mientras el gobernador presume el teleférico de Uruapan como emblema de transformación, el alcalde CARLOS MANZO lo convierte en moneda de cambio. Desde los pasillos del Congreso, el edil condiciona la continuidad de la obra a que el gobierno estatal le garantice seguridad, presupuesto y respaldo político.
¿Gestión institucional? No. Es chantaje disfrazado de exigencia. MANZO paraliza una estación, organiza protestas simbólicas y se presenta como víctima, cuando en realidad opera como extorsionador con cargo público. ¿Qué sigue? ¿Amenazar con frenar el cableado si no le aprueban su agenda? El gobernador FREDY RAMÍREZ BEDOLLA tiene ante sí una disyuntiva: ceder al chantaje o poner orden. Porque si el teleférico se convierte en rehén político, el costo no será técnico, será ético.
ALFONSO, ESTIGMA DE PALABRA ROTA-
Y mientras ALFONSO MARTÍNEZ ALCÁZAR sigue coqueteando con la idea de una candidatura a gobernador, el dirigente estatal del PRD, OCTAVIO OCAMPO, le lanza una advertencia que no es menor: “ALFONSO no cumple su palabra”.
No es un reproche aislado, es el eco de años de desencanto entre aliados, operadores y partidos que lo han respaldado en momentos clave. Su cercanía en su momento con SILVANO AUREOLES, su falta de gratitud con el PRD y su estilo zigzagueante han sembrado desconfianza.
En la clase política, el incumplimiento de acuerdos es más que un defecto: es una condena. Si no remedia esa piedra en el zapato, ¿cómo construir una candidatura sin que lo persiga el estigma de mentiroso?