MORELIA: LA BATALLA ADELANTADA Y LA ECUACIÓN DEFINITORIA.
PAN: SUCESIÓN EN ENTUERTO Y DILEMA DE ALFONSO
CONVENIOS, ÉTICA Y EXTORSIÓN: EL DOBLE FILO DEL PERIODISMO
Columna Política «Bajo la Lupa», Por Armando Saavedra Magaña (24-XI-2025).- La contienda por la presidencia municipal de Morelia ya no es un asunto de calendario, sino de estrategia adelantada. Morena y PAN se mueven con tiempos políticos que rebasan el marco legal, y las encuestas recientes confirman que la capital michoacana será el epicentro de una disputa cerrada.

Rubrum (septiembre 2023) mostraba a Morena con 38.5% y al PAN con 31.0%, con un bloque de indecisos de 18.8%. Dos años después, Áltica (octubre 2025) reporta empate técnico entre ambos partidos, y GobernArte (noviembre 2025) coloca a Morena con 38.4% y al PAN con 30.1%. La lectura es clara: Morena conserva ventaja de marca, pero el margen es elástico y depende del candidato, del tema dominante y de las alianzas que se concreten.
El oficialista partido movimiento Morena con actores reales y márgenes móviles, la interna morenista en Morelia no se reduce a un solo nombre. Hoy el tablero está compuesto por cuatro perfiles con peso real:
CARLOS TORRES PIÑA el puntero en Massive Caller (julio 2025) con 26.1%, quien mantiene fondo político y redes de estructura. Sus riesgos: el caso Manzo puede erosionar credibilidad si se asocia a omisiones. Su narrativa: unidad y transformación, con arrastre institucional.
LUIS NAVARRO GARCÍA sin duda, el segundo lugar en Massive Caller con 23.5%, es claro que su proyecto “Haz Barrio” ha sido plataforma de lanzamiento y narrativa de cercanía, tiene una evidente ventaja sobre los demás: perfil fresco, técnico, sin negativos visibles, es claro que goza de un gran potencial y puede superar a BARRAGÁN si se convierte en candidato, conectando con indecisos y sectores moderados.
El diputado local JUAN CARLOS BARRAGÁN VÉLEZ, ubicado en el tercer lugar en Massive Caller con 21.2%, con un reconocimiento alto, pero con techo electoral y negativos acumulados, su narrativa: trabajo social y colonias, útil en base pero difícil de escalar, es un perfil de alto riesgo, a más de su saturación y desgaste por su “cola negra y larga”.
La Secretaria de Desarrollo Urbano y Movilidad, GLADYZ BUTANDA MACÍAS, con un perfil femenino competitivo, con visibilidad en obra pública y movilidad, sin duda que es más viable como candidata a la alcaldía que como aspirante a gobernadora y su narrativa no deja de girar en mostrarse como una técnica con sensibilidad social, carta de renovación y paridad.
Estratégicamente hay que describir que en Morena, TORRES PIÑA es el puntero actual, pero necesita blindaje narrativo, pero habrá de definirse si está en condiciones de dejar la titularidad de la Fiscalía General del Estado en la que apenas cumplió cuatro meses al frente. LUIS NAVARRO GARCÍA, es el perfil con mayor margen de crecimiento gracias a “Haz Barrio”, su frescura electoralmente hablando, le da la oportunidad de que el elector lo vea con optimismo; JUAN CARLOS BARRAGÁN VÉLEZ difícilmente crecerá más; su utilidad está en operación, no en candidatura, es muy bueno en territorio y sería una campaña muy costosa para morena, en lo económico por supuesto, pues el candidato es muy débil moralmente hablando Doña GLADYZ BUTANDA MACÍAS, puede equilibrar el tablero si Morena busca paridad y renovación, por lo demás, cuesta arriba.
PAN: SUCESIÓN EN ENTUERTO Y DILEMA DE ALFONSO.
El PAN enfrenta su propia ecuación: ALFONSO MARTÍNEZ ALCÁZAR busca la candidatura a gobernador, pero su definición condiciona la sucesión en Morelia, si ALFONSO es candidato a gobernador, su esposa PAOLA DELGADILLO queda fuera de la alcaldía. ALFONSO tendría que decidir entre YANKEL BENÍTEZ SILVA (secretario del Ayuntamiento) y ADOLFO “FITO” TORRES (director de OOAPAS).
En este sentido, hay que señalar las virtudes de YANKEL: ventaja en orden urbano, convivencia y comercio; presencia en colonias y operativos visibles, mientras que FITO TORRES DARÍA AL pan Y A ALFONSO si convierte indicadores del agua en narrativa ciudadana; el agua es transversal y toca tanto urbano como rural, pero además, la pregunta íntima de Alfonso: ¿quién le suma más votos a su campaña a gobernador?
Si el tema dominante es agua, FITO es palanca. Si es convivencia y comercio, YANKEL es la carta, de manera que, si ALFONSO no logra candidatura sólida: PAOLA DELGADILLO se convierte en la carta más fuerte del PAN en Morelia, desplazando de un plumazo a YANKEL y FITO. Su perfil es competitivo y con arrastre inmediato. De diputado federal DAVID CORTÉS, ni qué decir, ha publicado “encuestas” evidentemente “cuchareadas”, así que, mientras CORTÉS no aterrice y se dé cuenta que es un diputado de territorio, seguirá en el limbo, sobre todo, ahora que su hermano MARKO ya no es dirigente nacional del PAN.
Para contextualizar lo que estamos escribiendo, comentaré escenarios de careo y alianzas, para Morelia. PAN solo vs Morena: contienda abierta. Con candidato disciplinado y narrativa de gestión, el PAN puede empatar; con división interna, Morena retiene ventaja. PAN–PRI–MC vs Morena: elevaría techo competitivo del PAN, pero MC ha privilegiado competir solo para crecer marca y PAN–PRI vs Morena (MC solo): escenario más probable.
El PRI aporta estructura, pero sin MC se pierde voto joven/urbano. Morena conserva ligera ventaja salvo que el eje de campaña sea “servicios que ya te tocan” con evidencia de gestión municipal.
¿Y el sector rural qué? Como se comportan estos sectores de la sociedad moreliana, el área Rural vs urbana: dos campañas en una. La Zona Urbana (≥2,500 Hab): más sensible a continuidad del agua, movilidad, comercio y ruido. Aquí crece quien muestra eficacia medible y respuesta rápida, mientras que la Rural/tenencias (<2,500 Hab): valora cobertura de agua, caminos, equipamiento y presencia física del candidato. Capula y San Nicolás Obispo son polos clave.
En conclusión, Morelia no está decidida. Morena conserva ventaja de marca, pero con elasticidad. El PAN tiene piso competitivo y puede crecer si convierte gestión en relato comprobable y ordena la sucesión, CARLOS QUINTANA MARTÍNEZ dirigente estatal albiazul y ex candidato a presidente municipal de Morelia, sabe muy bien que los indecisos son el botín. Se mueven tarde y por evidencia concreta de servicios. Sin prueba de resultados, no hay transferencia de apoyo sostenible. La clave es el tema dominante. Si la campaña se trata del agua, Fito suma más. Si se trata de convivencia y orden urbano, Yankel es la carta. Si Paola entra, simplifica el cálculo y fortalece al PAN.
La ecuación final es ALFONSO. Su candidatura define el tablero. Su “corazoncito” político decidirá quién le hereda Morelia… y quién le suma más en la carrera por el estado.
En Morena, el factor de crecimiento es LUIS NAVARRO. “Haz Barrio” lo ha convertido en proyecto fresco, con narrativa de cercanía y sin negativos. Si se activa, puede superar a BARRAGÁN y competir de tú a tú con el PAN.
CONVENIOS, ÉTICA Y EXTORSIÓN: EL DOBLE FILO DEL PERIODISMO
El Presupuesto de Egresos del Gobierno de Michoacán para 2026 reveló un dato que no pasó desapercibido: el gasto en comunicación social prácticamente se duplicó. La cifra, más que un número, es un espejo que refleja las tensiones entre poder y medios.
De inmediato surgieron reacciones de comunicadores, periodistas y de presuntos periodistas y comunicadores, sobre todo de aquellos que no han sido favorecidos con contratos de publicidad —los llamados coloquialmente “convenios”. La inconformidad no es menor: en un ecosistema donde la publicidad oficial se convierte en oxígeno, quedar fuera significa asfixia económica y, muchas veces, crítica ácida contra la autoridad.
Por su parte, la oficina encargada de administrar esos recursos, es decir, la Coordinación de Comunicación Social del gobierno del estado, asegura que “conviene” con medios que realmente lo sean, es decir, aquellos cuyo producto tenga un rendimiento publicitario que justifique la contratación. La declaración abre un debate incómodo: ¿qué define a un medio “real”? ¿La calidad de su información, la ética de su práctica o la capacidad de generar impactos medibles en la audiencia?
Dos conceptos que hay que reflexionar: Ética y moral periodística. El periodismo no se define por el título ni por la plataforma, sino por la práctica ética. La imparcialidad y la honestidad son los pilares que sostienen la credibilidad de un medio. Ser imparcial significa dar espacio a todas las voces y perspectivas, sin favoritismos. Ser honesto implica apegarse a los hechos, asumir errores y corregirlos. Sin estos principios, el periodista deja de ser periodista y se convierte en propagandista, vocero, opinador o, en el peor de los casos, desinformador.
Ahora bien, qué onda con la relación entre los conceptos Publicidad y ética. La publicidad es el motor económico de los medios. Vender espacios comerciales no corrompe por sí mismo, siempre que exista una muralla clara entre la redacción y el área de ventas. El problema surge cuando esa muralla se derrumba y el contenido se acomoda a los intereses del anunciante.
La tensión se agudiza con la publicidad oficial. El gobierno no es un cliente cualquiera: maneja recursos públicos y puede usar la publicidad como premio o castigo. En teoría, debería limitarse a campañas de interés social; en la práctica, se convierte en un mecanismo de control político. Ahí la ética se pone a prueba:
¿informar con independencia o acomodarse para sobrevivir?
En esa tesitura, ¡Cuidado con los extremos! Independencia radical: algunos medios renuncian a la publicidad oficial para blindar su credibilidad. Esa decisión los fortalece, pero también los empuja a una crítica más dura, casi militante. La independencia se convierte en bandera, aunque la crítica puede perder equilibrio.
Dependencia chantajista: otros medios exigen contratos oficiales como condición de supervivencia. Cuando no los reciben, la crítica se vuelve ácida, no por convicción sino por presión económica. Aquí la frontera se difumina y la práctica se acerca peligrosamente a la extorsión: la crítica como moneda de cambio.
¡Ha! ¿Y los voceros disfrazados de periodistas? Existe además un fenómeno corrosivo: quienes se presentan como periodistas pero en realidad son voceros políticos. Su función no es informar, sino defender una causa y atacar a la contraparte.
Se convierten en propagandistas, porque difunden mensajes diseñados para persuadir y manipular. Actúan como activistas mediáticos, usando el formato periodístico como plataforma de militancia. Se transforman en opinadores partidistas, subordinando la veracidad y la imparcialidad a la lealtad política. En todos los casos, la ética y la moral periodística se abandonan. Lo que queda es comunicación política disfrazada de periodismo, un simulacro que erosiona la confianza pública.
Ahora, la delgada separación entre recibir contratos, no recibirlos y convertir la ausencia en chantaje se juega la ética del periodismo. Recibir contratos no es corrupción si hay transparencia y reglas claras. No recibirlos puede fortalecer la independencia, pero también radicalizar la crítica. Convertir la ausencia en extorsión es la degradación máxima: el medio deja de ser informador y se convierte en actor de presión. Convertirse en vocero político es otra forma de degradación: el periodista se disfraza de informador, pero en realidad opera como militante.
La ética y la moral periodística no se negocian. La publicidad oficial puede ser legítima si se usa para campañas de interés público y bajo criterios transparentes. Pero cuando se convierte en herramienta de control, chantaje o militancia disfrazada, lo que se erosiona no es solo la ética del medio, sino la confianza de la sociedad en el periodismo mismo.
El dilema está claro: sin ética, el periodismo se convierte en propaganda, extorsión o vocería política. Con ética, aunque duela económicamente, se mantiene la misión esencial: informar con verdad y equilibrio para fortalecer la democracia.
¿Y tú, qué tipo de periodista eres?
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