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El Pistolero se Rindió y lo Mataron (Columna Política «Bajo la Lupa»)

*EL PISTOLERO SE RINDIÓ. Y LO MATARON.
*OSWALDO ESTÁ VIVO… Y FUE EXONERADO POR LA PROPIA FISCALÍA.
*MARY DODDOLI VS. FISCALÍA: ¿QUIÉN MIENTE?
*LOS DETENIDOS Y LIBERADOS: JUSTICIA SELECTIVA EN TIEMPO REAL
*¿OTRO PLAN SIN TOCAR AL CRIMEN?
Columna Política «Bajo la Lupa», Por Armando Saavedra (06-XI-2025).- Una vez más, recomiendo a quienes son fanáticos de la figura de CARLOS ALBERTO MANZO RODRÍGUEZ, que no lean esta columna, pues no les va a gustar que comentemos algunos aspectos del ahora “mártir”, que si bien es cierto fue un político disruptivo y estridente en su discurso, su actuación no fue solo eso, su administración municipal tiene varios claroscuros y que mencionarlos, puede causar enojo a sus simpatizantes.
CARLOS MANZO RODRÍGUEZ llegó a la presidencia municipal de Uruapan bajo la bandera de la independencia, el combate a la corrupción y la promesa de enfrentar al crimen organizado. Pero su gestión terminó marcada por opacidad, pactos, blindaje personal y una serie de omisiones que hoy configuran no solo su caída, sino el retrato de un sistema que lo usó, lo abandonó y lo silenció.
El 1 de noviembre de 2025, en plena celebración del Festival de Velas, MANZO fue asesinado en público. El atacante se acercó entre la multitud, disparó seis veces y fue abatido en el acto. Según testigos y versiones del canal que lo apoyó en campaña, el pistolero se rindió, se hincó y soltó el arma. Lo ejecutaron. No hubo interrogatorio. No hubo nombre. Solo silencio. Y eso lo dice todo.
Durante su administración, MANZO adjudicó obras millonarias sin licitación a personajes como ISAAC MERAZ MONROY, alias “El Contador”, empresario ligado a los Caballeros Templarios y señalado desde el sexenio de ALDO MACÍAS por extorsión, cobro de cuotas y vínculos con ENRIQUE PLANCARTE Y “PILLO” ALMAZÁN. El ayuntamiento le entregó contratos del DIF municipal, lo que derivó en desvío de recursos y saqueo institucional.
A esto se suman los vuelos privados contratados por MANZO, vinculados a SILVANO AUREOLES CONEJO, con costos de hasta 7 mil dólares por hora, y la compra de camionetas blindadas para uso personal, mientras la policía local enfrentaba emboscadas sin parque ni chalecos. Los únicos blindados eran él y sus escoltas.
En 2025, MANZO fue fotografiado en Los Reyes, Michoacán, reunido con ALFONSO FERNÁNDEZ MAGALLÓN, alias “Poncho La Quiringua”, líder de Cárteles Unidos. El silencio ante ese encuentro fue tan grave como la imagen misma. ¿Qué se pactó? Nadie lo sabe. Pero el contexto lo dice todo. La violencia en Uruapan se disparó. Las ejecuciones, desapariciones y desplazamientos aumentaron. La ciudadanía vivía con miedo. El gobierno, en cambio, vivía en helicóptero.
El 29 de octubre de 2024, el periodista MAURICIO CRUZ SOLÍS fue asesinado tras entrevistar en vivo a MANZO durante un incendio en el mercado Tariácuri. Minutos antes había denunciado amenazas por parte de un diputado federal cercano al presidente municipal. La CEDH abrió una carpeta por hostigamiento sistemático a la prensa desde el ayuntamiento.
Y no fue la única. Según una tarjeta informativa oficial de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán, se registraron cinco quejas formales contra el Ayuntamiento de Uruapan en las que aparece el nombre de CARLOS MANZO como autoridad responsable. Los derechos vulnerados incluyen legalidad, seguridad jurídica, educación y trabajo. Cuatro de las cinco quejas fueron presentadas por mujeres. Los motivos: falta de pago, despido, no contratación y desistimiento. Aunque algunas están concluidas, el expediente confirma que el presidente municipal aparece como responsable directo por su rol como máxima autoridad del gobierno local.
La escena del crimen tampoco cuadra. El ataque contra MANZO no fue una emboscada. Fue un acto público, con distractores como cohetes, y el pistolero fue ejecutado tras rendirse. No era sicario profesional. Fue un mensaje. Y el silencio fue parte del plan. Los escoltas, según testigos, eran “compas”, no profesionales. Uno de ellos, apodado “El Vampiro”, ligado a los Templarios, estaba cerca de MANZO. ¿Quién mató al pistolero? ¿Por qué? ¿Por qué no se le interrogó? ¿Por qué no se le identificó? ¿Por qué no se le dejó hablar?
Tras su muerte, MEMO VALENCIA y operadores del PRI se colgaron del cadáver. El mismo MEMO que entregó Tepeque a los Templarios, que pactó con el ABUELO FARÍAS —por quien el gobierno de EE.UU. ofrece 10 millones de dólares—, y que impulsaba a MANZO como candidato a gobernador. Las fotos, las mantas, los vínculos están ahí. Y MANZO se dejó rodear. Se dejó usar. Y cuando estorbó, lo silenciaron.
Las fosas que siguen cerradas también hablan. Jucutacato. Arroyo Colorado. Territorios de silencio. MANZO prometió exhumar cuerpos. No lo hizo. Y quienes lo apoyaron, hoy lo acusan de traición. El “14”, jefe de plaza en Uruapan, cercano a MANZO, sigue operando. La imagen del “14” circula como símbolo de lo que no se quiso enfrentar. Como símbolo de lo que se protegió.
Pero si algo distinguió a CARLOS MANZO, incluso en medio de sus contradicciones, fue su capacidad para decir la verdad a los cuatro vientos. Si ese fue su pecado, y por eso lo callaron matándolo, entonces el mensaje nos corresponde a nosotros: los comunicadores, los periodistas, los reporteros. Porque la publicación de hechos y dichos que son verdad nos proyecta directamente a ser víctimas de una ejecución.
Y ahora, se plantea la disyuntiva: ¿vale la pena ejercer un periodismo vertical y honesto, a pesar del riesgo que ahora ya significa? ¿O debemos callar y, a partir de estos tiempos, ejercer un periodismo de aplausos, dejando a la sociedad en la noche informativa? CARLOS MANZO no murió por lo que hizo. Murió por lo que sabía. Y por lo que ya no iba a callar. El pistolero se rindió. Y lo mataron. Porque en Michoacán, el silencio no es un accidente. Es una orden.
OSVALDO ESTÁ VIVO… Y FUE EXONERADO POR LA PROPIA FISCALÍA
La versión oficial no existe. Lo que hay es una narrativa construida por periodistas desinformados que, por ganar notoriedad o la cabeza de las ocho columnas, difundieron una versión falsa: que OSWALDO GUTIÉRREZ VÁZQUEZ, alias “El Cuate”, fue el asesino del presidente municipal de Uruapan, CARLOS MANZO RODRÍGUEZ, y que recibió 50 mil pesos por ejecutar el crimen. Pero hay un problema: OSWALDO está vivo, fue localizado por la Fiscalía, sometido a pruebas periciales, y liberado.
Sí, la Fiscalía estatal lo buscó, lo trasladó a sus oficinas, y le practicó dos pruebas balísticas: la de absorción atómica (Harrison) y la de rodizonato de sodio. Ambas resultaron negativas, tanto para él como para su hermano, quien también fue sometido al mismo protocolo. Ambos fueron liberados.
Y sin embargo, el nombre de OSWALDO sigue circulando como si fuera culpable. ¿Quién filtró su identidad? ¿Quién sembró la versión de que fue abatido en la plaza Morelos de Uruapan, cuando no hay ficha oficial, ni necropsia, ni acta de defunción?
Esta mañana, la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM lo dejó claro: el homicida de CARLOS MANZO no ha sido identificado. Entonces, ¿por qué se insiste en una narrativa que ya fue desmentida por los hechos?
La entrevista publicada por Inteligencia Ciudadana, donde OSWALDO aparece a cuadro desde Apatzingán, no solo confirma que está vivo: confirma que fue investigado y exonerado por la propia Fiscalía. Y sin embargo, ningún medio ha corregido la versión. Ninguna autoridad ha salido a aclarar. Ningún periodista ha rectificado.
Lo que queda es un vacío institucional que permite que los rumores se conviertan en titulares. Y en ese vacío, la desinformación se vuelve política, se vuelve narrativa, se vuelve impunidad.
Nos queda la sospecha. Nos queda el periodismo. Y nos queda la obligación de no tragar entero.
MARY DODDOLI VS. FISCALÍA: ¿QUIÉN MIENTE?
La mañana del 4 de noviembre, MARY DODDOLI, ex presidenta municipal de Uruapan y actual jefa del gabinete municipal, declaró en el programa de CIRO GÓMEZ LEYVA que se encontraba a escasos metros de CARLOS MANZO cuando fue asesinado.
Según su testimonio, al escuchar los primeros disparos se lanzó al suelo para protegerse y afirmó haber escuchado detonaciones provenientes de distintos puntos, lo que la llevó a concluir que hubo más de un tirador. Su versión encendió las redes, alimentó la sospecha y fue retomada por medios nacionales como una posible prueba de que el asesinato de MANZO fue una ejecución coordinada.
Sin embargo, este columnista consultó directamente al fiscal general del estado, quien fue tajante: “Es falso que haya habido más tiradores. Todas las pruebas periciales concluyen que hubo un solo agresor.” La afirmación no deja lugar a dudas.
Entonces, ¿quién miente? ¿La funcionaria que estuvo en el lugar de los hechos o la autoridad que encabeza la investigación? ¿Se trata de una percepción alterada por el caos del momento o de una verdad incómoda que se intenta silenciar? Lo cierto es que la contradicción entre el testimonio de DODDOLI y la versión oficial no puede despacharse como un malentendido. En un país donde la verdad suele ser la primera víctima, cada palabra cuenta. Y cada silencio también.
LOS DETENIDOS Y LIBERADOS: JUSTICIA SELECTIVA EN TIEMPO REAL
Mientras el asesinato de CARLOS MANZO sigue sin esclarecerse, la Fiscalía General del Estado de Michoacán informó que de las ocho personas detenidas el domingo pasado por irrumpir en Palacio de Gobierno, solo una será presentada ante el juez por sabotaje y daño en las cosas. Otro más fue retenido por una orden de aprehensión previa por fraude. Los seis restantes fueron liberados.
La carpeta de investigación sigue abierta, pero el mensaje institucional es claro: hay celeridad para castigar disturbios, pero lentitud para esclarecer ejecuciones políticas.
Este contraste no es menor. En el caso MANZO, el único agresor fue ejecutado en el acto, sin proceso, sin nombre, sin antecedentes confirmados. No hay reconstrucción pública del crimen, no hay peritajes balísticos difundidos, no hay claridad sobre la actuación de los escoltas. En cambio, para los manifestantes del Centro Histórico, la maquinaria judicial se activó en cuestión de horas. La justicia en Michoacán parece tener prioridades bien definidas: castigar la protesta, administrar el silencio.
¿OTRO PLAN SIN TOCAR AL CRIMEN?
La presidenta CLAUDIA SHEINBAUM presentó el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia” como respuesta al asesinato de CARLOS MANZO y a la crisis de violencia en el estado. El discurso fue solemne, pero el contenido no tocó el fondo del problema: ni una sola mención a las redes criminales entre autoridades y grupos delincuenciales.
Se prometieron escuelas, becas y festivales, pero no justicia para las víctimas ni castigo para los responsables. La historia parece repetirse: como en 2014, cuando ALFREDO CASTILLO llegó como comisionado, legalizó autodefensas y entregó armas que luego alimentaron nuevas estructuras criminales. Hoy, el plan se presenta como ruta de paz, pero sin tocar a los intocables. Si no hay ruptura con los pactos, será solo otro archivo del olvido.

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