Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (27-X-2025).- La presidenta Claudia Sheinbaum respondió a requerimiento del relanzamiento del PAN en busca de un reposicionamiento electoral, ante lo que calificó como “una falta de sensibilidad” ya que eran los días en los que sufría el daño de las inundaciones.

Las minorías deben representar una alternativa de cambio.
El Partido de Acción Nacional declaró como nuevo lema: “Patria, Familia y Libertad”, también decidió romper la alianza con el Partido Revolucionario Institucional, y abrió su integración a todo ciudadano que desee incorporarse.
Se advierte en estos cambios la intención de pasar de una estrategia de ampliar el frente de oposición partidaria a una apertura sin regulación reglamentaria de militantes y simpatizantes con derechos plenos, para llegar a formar un organismo electoral mixto a semejanza de un movimiento social.
Tal parece arribar a un “modelo morenista.” Ir entonces de lo tradicional formal a obtener capacidad competitiva, para lo cual se requiere de la participación popular.
Precisamente esa fue la intención originaria en la fundación de Acción Nacional, el 16 de septiembre de 1939, cuando se pensó que el régimen de la revolución, marcado como corporativista, expropiador, y nacionalista, marchaba a adoptar el régimen soviético, para lo cual se requería que el pueblo mexicano debería activar su religión católica.
Nada más que ahora las multitudes electorales han modificado sus valores al plantearse sus necesidades de bienestar como prioritarias.
El objetivo del “relanzamiento” de Acción Nacional ha sido severamente criticado donde predominan las reprobaciones, compartiendo con algunos exámenes de corte histórico.
Las burocracias de los partidos no permiten desentrañar las causas que afectan la estructura política del país, compuesta por el organismo de un poder integrado por la forma de Estado, asi como régimen político y el sistema de partidos.
El diagnostico del orden político nacional se encuentra en estado de laceración de un contagio universal provocado por el desorden de las naciones.
Se requiere de elaborar la teoría política necesaria que explique el desplome del régimen de partidos y la ausencia de la oposición.
El poder de las mayorías reside en el convencimiento.
En buena hora se ha planteado la revisión y alternativas del aparato político de la nación, desde la representación a la integración y procesos de los poderes del Estado a través de la Reforma política, la cual debe abarcar sus alcances a la comprensión de las condiciones que afligen a la nación.
La declaración del PAN en búsqueda de una base de apoyo ciudadana ha sido una declarativa carente de sustento crítico y de propuesta eficaz, sus alcances se limitan a un cambio de lema, para fijar el de “Patria, familia y libertad”.
En base a esta trilogía se ha volcado la critica para calificarlos, de “extrema derecha”, “neoconservadorismo.”, o más iracundo “neofacista”, una variedad muy vasta de peyorativos que ensombrecen su pasado sin avivar el futuro.
Es muy útil trazar una breve ruta del tiempo de lo ocurrido al partido albiazul. La cronología se compone de la primera etapa fundacional en 1939; su integración al Congreso en la reforma de diputados de partido en 1963, la incorporación de empresarios y lideres de extrema derecha en 1975; el pluralismo partidista en el Congreso 1976; la unción al PRI para declarar la legitimidad de Carlos Salinas de Gortari, presidente de los Estados Unidos Mexicanos en 1988; la transición de régimen presidencial de la presidencia de Vicente Fox Quezada; el inicio de la guerra contra el “narco” del presidente Felipe Calderón Hinojosa, sin declaración del Congreso diciembre 2006; relanzamiento del PAN, noviembre 2025.
La tormenta política actual sobre la derecha tradicional clase mediera fue mejor analizada por un joven ideólogo militante activo y aprovechada por otro de sus cuadros empresariales posteriormente; ambos curiosamente peninsulares; el primero de Yucatán y el segundo de Baja California, cuyos nombres eran Carlos Castillo Peraza y el otro Ernesto Ruffo.
En 1984 el egresado de la Universidad de Lovaina, reflexionaba en torno al ensayo de Enrique Krauze, “Por una democracia sin adjetivos”, comenzaba por criticar el período de la Reforma del siglo IXX, para señalar la confusión entre liberales y conservadores, dentro de la cual el transmutismo y mimetismo era moneda de uso corriente, ya que había conservadores creyentes pero liberales en cuanto a la economía, y viceversa.
Como referencia a conservadores que parecen liberales, dice su cita textual: “parece que su pugna con los liberales es una escaramuza entre hermanos divididos por banderas políticas liberales,: unos se la jugaron con el despotismo ilustrado pro monárquico y perdieron; los otros apostaron por el republicanismo y ganaron”.
Además, en México nadie acepta ser conservador, por lo que ese pueblo se quedo sin élite propia, fiel…ha sido la incapacidad católica para dar respuesta al iluminismo, a la modernidad que divinizó al progreso, la que ha generado al progresismo y el integrismo católicos, nueva versión de pugna de élites y alejamiento del pueblo.
Para poder vincularse con el pueblo, el PAN tiene que recuperar su propio discurso original -más el de González Luna, que el de Gomez Morfín de 1939- que es el de ese pueblo olvidado por las élites liberales. Sus dirigentes -todos los católicos, pero casi todo dispuestos a ser política, disfrazados de laicos- y recuperar lo válido de la tradición conservadora en vinculación con un pueblo.
Qué brilló por un momento en la revolución mexicana, pero después fue llevado a la desarticulación de una socialización, sin alcanzar los beneficios de la razón ilustrada”.
El ensayo del pensador yucateco además de atractivo y analítico de la hybris del pensamiento mexicano, es certero en tocar su raíz profunda al incluir al pueblo mexicano de religión católica.
Ahí se encuentra el desideratum de la soberanía en el pueblo que es profundamente creyente pero no religioso, en cuanto al interés publico.
La hybris católica mexicana se alimenta del sincretismo religioso de las órdenes evangelizadoras, donde se vincularon a través de los sentimientos a la adoración de los dioses con el evangelio para allanar un camino de adopción de los nuevos dogmas que los pueblos nativos ya los ejercitaban.
Fue un sincretismo de sentimiento antes de considerar a las imágenes, la idolatría con el monoteismo llegaron a un identidad común en el espíritu sensorial.
Un claro ejemplo de su manifestación fue la independencia como una lucha social dirigida a la revolución del bajo clero, el que aspiraron a formar los primeros frailes evangelizadores.
No fue el caso de la guerra de Reforma, donde la participación del clero se sujeto por la hegemonía del interés del ramo social, pero la lucha armada de 1910, donde el pueblo acudió armado, desbordo con su participación la defensa del interés nacional.
Es en este conflicto social donde se resume el proceso histórico mexicano cuyos cauces llevan al caudillismo de noroeste, siendo desmontado por Cárdenas, a la vez, Plutarco Elías Calles, es expatriado por el cardenismo restaurador de los derechos comunales y de la nación los que dieron solidez a la integración y participación en el PNR como brazo organizado de la formación de la nación.
Proclama constitucional.
La tendencia histórica del panismo tiene como base una alianza oculta con el bastión religioso católico, con la defensa de la tradición de los valores morales se mantuvieron en flotación como referente moral del régimen.
La alianza establecida con el PRI, de Salinas de Gortari, le favoreció el acceso a la Presidencia de la República a pesar del fraude electoral cometido y la quema de boletas electorales.
La transición presidencial favoreció a Fox l, pero fue condicionada por Clinton, desde el otorgamiento del crédito de 25 mil millones de dólares para cubrir la crisis financiera del 1976 y la “sana distancia de PRI” fue ejecutada por el presidente Ernesto Zedillo.
El “relanzamiento del PAN ha puesto al descubierto el deambular errático que carece de un proyecto de nación. Este vacío desnuda, a la vez, a una dirección partidista sin capacidad política y orientada por intereses personales que sobrevalora la mercadotecnia.
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