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Aprobación Presidencial, la Trampa del Porcentaje (Columna Política «Bajo la Lupa»)

*APROBACIÓN PRESIDENCIAL, LA TRAMPA DEL PORCENTAJE.
*¿UNIVERSALIDAD O COLAPSO? NUEVO SISTEMA DE SALUD.
*MISCELÁNEA POLÍTICA.

Columna Política «Bajo la Lupa», Por Armando Saavedra (08-X-2025).- Se presume que la presidenta goza de una aprobación mayoritaria, que más de la mitad de los ciudadanos la respaldan, que su imagen personal está blindada por el carisma, la narrativa oficial y el aparato mediático. Pero cuando se desmenuzan los datos, cuando se traducen los porcentajes en ciudadanos concretos, la historia cambia. Porque una cosa es la aprobación presidencial y otra muy distinta es la gobernabilidad.
Según CRIPESO, el 55.92% de los adultos aprueban a la presidenta, lo que equivale a unos 54.8 millones de personas. Pero eso no significa que esos mismos millones estén satisfechos con la seguridad, la economía, la salud, la educación o el combate a la corrupción. De hecho, los números dicen lo contrario. En seguridad pública, por ejemplo, 37.3% considera que la estrategia es “nada efectiva”, es decir, 36.5 millones de ciudadanos que viven en la zozobra, que no ven resultados, que no confían en las cifras oficiales.

En salud, 39.1% califica el sistema como “deficiente”, lo que representa 38.3 millones de personas que enfrentan desabasto, negligencia o espera eterna. En corrupción, 42.2% cree que no hay avances reales, es decir, 41.4 millones que no ven castigos, ni devoluciones, ni justicia. Y en educación, aunque no se mide directamente en las encuestas sectoriales, 9.2% de los ciudadanos la consideran una prioridad urgente, lo que equivale a 9 millones que ven el rezago, la precariedad y el abandono.
Entonces, ¿qué aprueban los 54 millones que dicen estar con la presidenta? ¿Su imagen? ¿Su discurso? ¿Su estilo? Porque los datos duros muestran que en los sectores que definen la vida cotidiana —salud, seguridad, economía, educación— hay millones que desaprueban, que sufren, que no ven gobernabilidad.
La aprobación presidencial se convierte así en un espejismo estadístico, en una cifra útil para la propaganda pero inútil para explicar el país real. Gobernar no es gustar. Gobernar es resolver.
Y si los números nos dicen que hay más de 40 millones de ciudadanos que desaprueban la seguridad, la salud o la corrupción, entonces la gobernabilidad está en entredicho, aunque la aprobación personal se mantenga alta. Esta columna no busca desmentir encuestas, sino desnudar su lógica. Porque detrás de cada porcentaje hay ciudadanos concretos, y detrás de cada omisión hay una verdad incómoda que merece ser contada.
¿Por qué las encuestadoras y las instituciones nacionales no miden la educación y el campo, al igual que miden seguridad, salud y otros sectores? ¿No conviene saber lo que piensan los maestros, los campesinos, los estudiantes, los agrónomos, los investigadores? ¿No es rentable políticamente mostrar el rezago rural o el deterioro educativo? De 120 millones de mexicanos, 54.8 millones dicen aprobar a la presidenta.
Luego entonces, ¿qué piensan los otros 61.2 millones de ciudadanos de este país? ¿Qué opinan quienes viven la inseguridad, el desabasto, el abandono del campo, la corrupción sin castigo, la educación sin rumbo? ¿Qué dicen los que no aparecen en las encuestas, los que no responden, los que ya no creen? Porque gobernar no es gustar, y la gobernabilidad no se mide en likes ni en porcentajes. Se mide en resultados, en confianza, en verdad. Y esa verdad, hoy por hoy, sigue esperando su turno.
¿UNIVERSALIDAD O COLAPSO? NUEVO SISTEMA DE SALUD.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha decretado la creación de un Sistema de Salud Nacional unificado, que promete atención médica para todos los mexicanos sin importar su afiliación al IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar. La propuesta incluye una credencial única de salud desde enero de 2026 y la interoperabilidad de historiales clínicos entre instituciones, con la meta de plena integración en 2027. Pero detrás del discurso de universalidad se esconde una bomba de tiempo institucional. Y en Michoacán, esa bomba ya empezó a sonar.
La radiografía de la derechohabiencia nos dice que, según datos oficiales: el IMSS tiene más de 60 millones de derechohabientes. Por su parte, el ISSSTE tiene más de 13.5 millones de afiliados y finalmente el IMSS-Bienestar tiene más de 25 millones de personas sin seguridad social formal. En conjunto, el sistema ya roza los 100 millones de usuarios potenciales, sin contar duplicidades ni los millones que aún están fuera del radar institucional.
¿Qué se está unificando? No se está unificando la calidad, ni la infraestructura, ni el abasto de medicamentos. Se está unificando el acceso… a un sistema que ya está saturado. El IMSS arrastra listas de espera de meses para cirugías y consultas especializadas. El ISSSTE enfrenta desabasto crónico y rezago tecnológico y el IMSS-Bienestar, aunque en expansión, opera con recursos limitados y cobertura desigual.
Si a estas instituciones se les da entrada libre a 60 millones de mexicanos sin seguridad social, sin una inversión proporcional en médicos, camas, quirófanos y medicamentos, el resultado no será universalidad: será colapso.
MICHOACÁN: EL BROTE QUE DESNUDA LA FRAGILIDAD
Mientras se anuncia la interoperabilidad nacional, en Michoacán se prende la alarma. Los cables de inteligencia sanitaria reportan más de 30 casos confirmados de sarampión en Yurécuaro, pero los cálculos epidemiológicos sugieren que podrían ser más de 300 casos activos.
La Secretaría de Salud estatal ha intentado contener el brote con cercos epidemiológicos y reuniones con municipios, pero la versión oficial del secretario Elías Ibarra difiere: él habla de 12 casos importados desde Guerrero. ¿Minimización o estrategia?
La población, por su parte, exige respuestas sobre la vacuna de recién nacidos. Circula la versión de que un lote fue rechazado por posible contaminación. Sin embargo, no hay evidencia oficial que confirme esa hipótesis. La Secretaría de Salud federal ha reiterado que todas las vacunas disponibles son seguras y están bajo control logístico estricto, con más de 715 mil dosis aplicadas entre enero y marzo.
¿INTEROPERABILIDAD O INTERDEPENDENCIA?
Compartir historiales médicos entre instituciones es deseable. Pero si el paciente puede ir “a donde lo atiendan primero”, ¿quién absorbe la demanda? ¿Quién paga la factura? ¿Quién responde por la calidad? La interoperabilidad sin planeación se convierte en interdependencia caótica. Y en salud, el caos cuesta vidas.
¿Qué sí se necesita? Diagnóstico realista de capacidad instalada, Inversión urgente en infraestructura y personal médico. Mecanismos de priorización clínica, no política. Transparencia en el uso de la credencial única: ¿será solo un pase, o también un filtro?
En conclusión, la universalidad no se decreta, se construye. Y se construye con camas, quirófanos, médicos, medicamentos y planeación. Si el nuevo sistema no corrige las fallas estructurales del IMSS y el ISSSTE, no será un sistema universal: será un sistema universalmente insuficiente.
Y si Michoacán no enfrenta el brote de sarampión con transparencia, coordinación y vacunación efectiva, el colapso no será institucional: será clínico.
MISCELÁNEA POLÍTICA.
¿Quién manda en Michoacán? ¿El gobernador o sus funcionarios? Algo grave —o al menos profundamente desordenado— ocurre en el gabinete de ALFREDO RAMÍREZ BEDOLLA. Las líneas institucionales se difuminan, los roles se confunden y los funcionarios parecen operar bajo una lógica de “todo terreno”, opinando, gestionando y declarando sobre temas que no les competen. ¿Descoordinación, protagonismo o simple desdén por el marco legal?
La Sedum, ¿también gestora de salud pública? En plena campaña de sensibilización sobre el cáncer de mama, la secretaria de Desarrollo Urbano y Movilidad, GLADYZ BUTANDA MACÍAS, anuncia que el nuevo DIF de Uruapan contará con servicio de mastografía. ¿Desde cuándo el equipamiento médico de un organismo municipal depende de la Sedum? ¿Y el DIF estatal, la Secretaría de Salud, el Ayuntamiento de Uruapan? Silencio.
Balizamiento nocturno por orden estatal. La misma funcionaria informa que, por instrucciones suyas, se realizan trabajos de bacheo y balizamiento en las inmediaciones del monumento a LÁZARO CÁRDENAS, en Morelia. ¿Y el Ayuntamiento capitalino? ¿Y la Secretaría de Obras Públicas? ¿Quién autorizó que una dependencia estatal intervenga en vialidades municipales sin coordinación pública?
Guarderías del IMSS, ¿ahora bajo Sedeco? CLAUDIO MÉNDEZ FERNÁNDEZ, titular de Desarrollo Económico, celebra la construcción de 19 Centros de Educación y Cuidado Infantil del IMSS en 16 municipios. ¿Desde cuándo el IMSS —organismo federal— reporta avances a una secretaría estatal? ¿Y el papel de Bienestar, del propio IMSS, de los Ayuntamientos? ¿O es que Sedeco también gestiona infraestructura social?
¿Gobierno transversal o transversalmente perdido? Lo que se exhibe no es colaboración interinstitucional, sino una preocupante confusión de atribuciones. Cada funcionario parece operar como vocero de todo, sin importar si el tema corresponde a salud, obra pública, seguridad vial o política social. ¿Dónde está el gobernador? ¿Quién coordina? ¿Quién rinde cuentas?
BUTANDA en campaña, aunque no lo diga. En el caso de GLADYZ BUTANDA, sus declaraciones ya no parecen institucionales sino francamente electorales. Como aspirante a la candidatura de Morena al gobierno estatal, cada anuncio —por más ajeno a sus atribuciones— parece diseñado para conquistar espacio mediático. Ya solo falta que también anuncie la cartelera teatral o el menú de las cocineras tradicionales, con tal de figurar en todos los reflectores.
SERRATO, sin formas ni fondo. VÍCTOR MANUEL SERRATO LOZANO llegó a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas con el filo desenvainado y los compromisos partidistas en la mochila. Aunque nadie le niega el derecho de formar su equipo, lo que sí se le reclama es la forma: despidos sin respeto a derechos laborales, presiones impropias y una actitud que contradice la misión institucional que ahora encabeza. Si no rectifica, en el Congreso podrían cocinarle una sorpresa… y no será pastel.
BUGARINI, presidenta sin quórum. JULIANA BUGARINI TORRES, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, parece más cómoda con el megáfono que con el reglamento. Reinicia sesiones ya concluidas, ignora la falta de quórum y no responde la correspondencia oficial. Su estilo unilateral ya incomoda a sus pares, y en Morena se escuchan voces que piden relevo. Si no se disciplina, la gobernabilidad del Congreso podría tambalearse… y no por falta de tiempo, sino de oficio

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