25 de agosto del 2025.- El presidente de Estados Unidos, Donald Turmp, y surcoreano, Lee Jae-myung, se han reunido en el que ha sido su primer cara a cara y en un momento tan complejo como delicado para la relación bilateral. El encuentro se ha producido en medio de la creciente presión estadounidense para que Corea del Sur aumente significativamente el gasto en defensa, incluyendo miles de millones de dólares para el mantenimiento de los 28.500 soldados estadounidenses estacionados en el país asiático.

El presidente Lee, quien asumió el cargo en junio tras las elecciones y la destitución de su antecesor, ha optado por un modelo de política exterior equilibrado, sin favoritismos y con el interés nacional como su pilar fundamental. A este respecto, enfrenta la difícil tarea de reforzar la alianza con Washington sin deteriorar los vínculos con China, principal socio comercial del país.
Durante el encuentro, Trump y Lee han discutido sobre comercio, defensa y las relaciones con Corea del Norte. Trump se ha mostrado dispuesto a renegociar los aranceles con Seúl, actualmente en un 15%, así como impulsar una iniciativa conjunta con Corea del Sur y Japón en el sector petrolero de Alaska. Además, ha anunciado la compra de barcos manufacturados en el país asiático. Lee ha expresado su «esperanza» en alcanzar un trato satisfactorio en cada uno de los puntos mencionados.
De hecho, tras la cumbre Lee visitará un astillero de la empresa surcoreana Hanwha Group en Filadelfia como parte del compromiso de Corea del Sur de invertir 350.000 millones de dólares en EE UU., incluyendo el rescate del debilitado sector naval estadounidense. Estos acuerdos ya ayudaron al país asiático evitar en julio una nueva ronda de gravámenes.
Pese al buen trato entre mandatarios, así como el compromiso declarado de adquirir más armamento estadounidense, el Gobierno de Lee ha dejado entrever que su país no aceptará tan fácilmente ciertos compromisos militares con EE.UU., como el uso de tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur en operaciones más allá de la península.
Lee afirma que Trump es el único capaz de solucionar la cuestión de Corea del Norte
Sobre el régimen norcoreano, Trump ha expresado su disposición a interceder en las relaciones entre el Norte y el Sur, además de destacar su «buena relación» con Kim Jong-un. Por su parte, Lee ha calificado a Trump como un «pacificador» cuya ausencia en la Casa Blanca provocó que «las relaciones con Corea del Norte se deteriorasen».
«Espero que, con su regreso, se inicie una nueva era de paz en la península de Corea», ha transmitido a su homólogo estadounidense.
Trump ha tendido la mano a reunirse «en algún momento» con Kim Jong-un, incluido este año, emulando así sus cumbres de 2018 y 2019. Sin embargo, Pionyang no ha mostrado intención alguna de acercamiento desde que el republicano retornó a la Casa Blanca en enero; mucho menos con Seúl.
A este respecto, y pese a los tímidos intentos de Lee por reducir las tensiones con el régimen norcoreano en los últimos meses, Piongyang criticó con dureza la última visita de Lee a Tokio para afianzar la cooperación trilateral entre Japón, Corea del Sur y EE.UU., tildándola de «despreciable» y acusando a Lee de «mendigar» ante Washington.
El presidente estadounidense sugiere una visita a China junto a Lee
En uno de sus comentarios, el presidente estadounidense ha dejado caer la posibilidad de una visita conjunta a China junto a Lee, señalando el deseo de su presidente, Xi Jinping, a que se lleve dicho encuentro. A su vez, ha mostrado su predisposición a permitir la entrada de estudiante chinos a Estados Unidos.
Sin embargo, Trump también ha exigido a Pekín entregar imanes de tierras raras a Estados Unidos (el gigante asiático proporciona más del 90% del suministro mundial de esa materia) o «tendremos que cobrarles un arancel del 200%».
Trump acusa a Corea del Sur de realizar redadas contra iglesias evangélicas
Horas antes de reunirse con el presidente surcoreano, Trump desató la polémica al criticar abiertamente a Seúl por supuestas redadas y persecuciones contra iglesias de comunidades evangélicas. Sus palabras se alineaban con el discurso de ciertos sectores ultrareligiosos y partidarios del expresidente Yoon Suk-yeol, quien está siendo actualmente juzgado por cargos de incitación a la insurrección.
«Parece una purga o revolución en Corea del Sur. No podemos hacer negocios así», escribió Trump en Truth Social, aunque sin ofrecer pruebas de sus acusaciones. El presidente se limitó a afirmar que estaba buscando información sobre investigaciones policiales que, según dijo, habrían afectado a estas iglesias. «La policía probablemente no debió hacerlo, pero he oído cosas malas. No sé si es cierto o no. Lo averiguaré», declaró posteriormente a la prensa.
Las críticas de Trump se centran en recientes acciones judiciales en Corea del Sur, como el allanamiento de la Iglesia Sarang Jeil, liderada por el predicador evangélico Jun Kwang-hoon, y la redada en una base militar coreano-estadounidense, ambas en el marco de procesos judiciales contra activistas pro-Yoon.
Dichos grupos consideran al expresidente objeto de una persecución comunista y en más de una ocasión han lanzado acusaciones infundadas de manipulación electoral en la votación que llevó a Lee al poder en junio.
Las palabras del presidente estadounidense han generado una notable incomodidad en Seúl y una respuesta cautelosa del Gobierno surcoreano, que ha asegurado estar «verificando los hechos».