NUEVA YORK, 15 de junio del 2025.- .- “La deportación sin el debido proceso es simplemente secuestro, apoyamos a nuestra comunidad migrante”, decía uno de los cientos de mensajes que alzaron manifestantes de la marcha “No tenemos reyes” o “No Kings” en Nueva York, una de las 2,000 convocadas en todo Estados Unidos.

“¡Dinero para trabajos y educación, no para guerra y deportaciones!” fue una de las arengas que repetían los miles de manifestantes, alrededor de 50,000, según estimaciones de algunos organizadores, quizás 20 ó 25,000, calculó una oficial del NYPD que prefirió no decir su nombre.

“En la última protesta llegaron más de 150,000 personas, esperamos casi lo mismo”, dijo Erin, de la organización Indivisible, una de las decenas que convocaron a manifestantes en todo el país.

La música fue una constante, desde tambores, sonidos de jazz y canciones de rock cuyas frases cayeron como anillo al dedo para los manifestantes: “¡No lo vamos a aceptar de nuevo, no lo vamos a aceptar de nuevo”, gritaba un grupo a ritmo de la famosa canción de Twisted Sister, “We’re not gonna take it”.

La convocatoria se originó hace varias semanas, pero en las últimas dos cobró mayor relevancia tras las las redadas de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que desataron protestas en Los Ángeles, California, donde las personas fueron replegadas con balas de goma y gases lacrimógenos. El presidente Trump respondió con el despliegue de 4,000 elementos de la Guardia Nacional y 700 miembros de la Marina, abriendo un nuevo debate sobre el abuso del poder y la “federalización” de la Guardia Nacional, como indica el Brennan Center for Justice.

La lluvia sabatina no espantó a la gente, que llevó sombrillas, pero la mayoría portaba chamarras impermeables y ponchos de plástico que se vendían por $5 dólares.

Hubo gente que acudió desde Long Island, como una familia de ocho miembros con dos niños, quienes tomaron el Long Island Rail Road (LIRR), el tren, hacia Penn Station en Manhattan. “La salud no es una estadística”, decía uno de los mensajes escritos en cartulina protegida con plástico que llevaba la familia. Cada manifestante se unió por una causa distinta y encontró en la protesta gente a quien le preocupa esa causa, ya sea la educación, la violación al Estado de derecho, las redadas indiscriminadas de ‘La Migra’, los recortes a programas de salud o el intento del presidente Trump de controlar tanto como pueda, como si fuera un rey.

“Queremos que todos, cualquiera que esté molesto con esta administración por sus propios motivos, sea bienvenido a nuestra plataforma”, dijo Erin. “Queremos una coalición grande y amplia de personas, por cualquier motivo, a lo que quieran decir que no, que se unan”.

“No tenemos reyes, dijo Erin, es el mensaje que se desea enviar al presidente Trump.

En otras protestas similares es común ver grupos de latinos participando, como ocurrió en Women’s March en 2016, con la primera administración del presidente Trump, también en la protesta previa a la toma de posesión del republicano el 20 de enero pasado, en Washington, D.C.

Al menos en Nueva York, era clara la falta de presencia latina, pero algunos llegaron con sus mensajes de protesta, como Kevin, quien portaba una cartulina con doble mensaje: “No corremos. ¡Nos levantamos! Te escondes tras los muros y el miedo”, decía al frente en inglés, mientras en la parte trasera expresaba: “Por l@s que no tienen bandera, pero tienen corazón, no están sol@s”.

“Estoy indignado con todo lo que está pasando, me parece que nuestra comunidad, especialmente los latinos, están siendo muy afectados, siendo discriminados y yo soy ciudadano y estoy aquí protestando”, dijo.

Se le preguntó que esa discriminación que describe es parte del miedo que obligó a la gente quedarse en casa, para no arriesgarse.

“Creo que mucha gente no tiene la posibilidad de salir a protestar, porque está en una situación un poco más precaria”, expresó en referencia a que no tienen papeles o tienen visas provisionales. “Por eso siento que al menos yo, como ciudadano, es mi deber salir para manifestarnos para nosotros, para el país también”.

Muchos de los mensajes eran contra los operativos migratorios en lugares de trabajo, cortes, granjas, restaurantes y otros espacios. “Que se joda La Migra”, decía uno de los mensajes; otro expresaba: “¡Dejen a los inmigrantes!”

La protesta comenzó en la Biblioteca Pública de la Quinta Avenida, entre las calles 40 y 42, pero la cantidad de gente se extendía varias cuadras hacia el norte de la ciudad y la zona este. La caminata fue tranquila, salvo la presencia de un simpatizante del presidente Trump, que portaba una camiseta con la fotografía del día en que el ahora mandatario fue herido en la ojera en Butler, Pensilvania, durante su campaña. “¡Nos vemos en la noche!”, retó el hombre a uno de los manifestantes, quien le cuestionó haber asistido a la protesta. Elementos del NYPD retiraron al trumpista, pero él volvió.

¿Por qué no fuiste al desfile militar en D.C.?, le pregunté. “Aquí estoy, esta es mi ciudad”, espetó molesto, para luego darse la vuelta.

Al frente de la marcha, un hombre disfrazado de Trump, vestido con el uniforme naranja de un recluso, caminaba a un lado del grupo de motoristas de la NYPD. El final de la marcha fue en Madison Square Park, en la calle 26, donde Erin y su colega portaban un mensaje claro: “Nuestra marcha terminó. Sigan resistiendo. No tenemos Reyes”.

¿Y el resto del país?
Colegas periodistas de algunos estados compartieron sus impresiones en protestas en otras ciudades, como Los Ángeles, donde hubo incluso miles de participantes más, muchos de ellos de origen latino.

También en Chicago, Illinois, y Dallas, Texas, salieron miles de personas a manifestarse, igual que en Washington, D.C., donde las protestas ocurrieron antes del desfile militar.

El Departamento de Defensa desplegó diferente equipo militar, para que la gente se tomara fotografías. Un colega de La Jornada, un importante periódico en México, compartió a este periodista una imagen que muestra a un niño jugando con un lanzagranadas, quizás más largo que el niño si lo colocan en paralelo.

Las protestas ocurrieron en distintos horarios, dependiendo la zona, en Nueva York, pasadas las 4:00 p.m., la gente ya se había dispersado y, empapada, tomaba el Subway a casa o se quedó tomando un refrigerio en un restaurante aledaño.

Con información de La opinión de Los Angeles

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