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*JESÚS SE ARRASTRA Y MIENTE.
«La Columna», Por José Cruz Delgado (04-XII-2022).- Jesús Hernández Peña, coordinador de la bancada legislativa del PRI, no deja de arrastrarse y agradecerle a Alejandro Moreno Cárdenas por haberlo impuesto, primero como presidente del tricolor, después como diputado local y finalmente como líder de los diputados en el congreso michoacano.
Claro que tiene que estar agradecido, pues aunque es un pésimo político, arrogante y prepotente, además de presuntamente fiel adorador del Dios Baco, fue sacado de la manga para dirigir interinamente al tricolor y, gracias a su sumisión, división y traición a la militancia priista fue magníficamente premiado.
Jesús Hernández Peña, fue impuesto por el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional como presidente del CDE en Michoacán, un personaje gris y sin liderazgo que en sí no representa a nadie, más que a él mismo, y que al igual que otros otros se sienten las “vacas sagradas”.
Fue factor principal de división priista por la imposición de dirigentes municipales, tal como lo está haciendo ahora también Memo Valencia Reyes.Tan grave fue la crisis política interna durante su gestión que el grupo de Jesús Reyna García, determinó distanciarse de la dirigencia nacional y de la gerencia en el estado que en ese tiempo encabezó Hernández .
¿Cuál es la unidad priista que ahora tanto presume?
Habla de democracia cuando él, al igual que el actual dirigente del PRI son producto de la imposición por su mismo amo, por eso está dolida la militancia, por las burlas que han sido objeto al ni tomarla en cuenta.
No habrá unidad mientras se tengan dirigentes como usted y como Memo Valencia.Jesús Hernández Peña, siendo líder del tricolor propició la ruptura entre la militancia, los llamados a la unidad no tuvieron eco, porque por un lado, el dirigente llamaba a la unidad, pero por el otro provocaba división por las imposiciones en los comités municipales, violando todas las formas y creando inconformidad en la base priista.Memo Valencia va por el mismo camino, igual que Jesús, arrogante, prepotente y soberbio, de aquel Memo anterior no queda nada.
