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Coronavirus: ¿Es habitual tener más efectos secundarios con la segunda dosis? ¿A quién afecta más?

30 de julio del 2021.- ¿Hay más posibilidades de tener más efectos secundarios con la segunda dosis contra la COVID-19? ¿Afecta más a jóvenes que a personas mayores? ¿Y qué ocurre si no se tienen síntomas? ¿Es peor? Los expertos consultados por RTVE.es confirman que es normal experimentar más molestias con el segundo pinchazo, aunque tranquilizan también a aquellas personas que no los tengan.

En España, la vacunación avanza, con más de la mitad de la población inmunizada y con cerca de un 67 % que ya ha recibido al menos una dosis de las vacunas disponibles, según los últimos datos remitidos por el Ministerio de Sanidad. Aun así, cada vez hay más casos de personas que remiten sentir más síntomas una vez finalizada la pauta.

Es el caso de Anjara, de 27 años y médica de Tenerife, que recibió las dos dosis con Pfizer. Cuenta que con la primera notó dolor, hinchazón e inflamación en el brazo donde recibió la inyección, como la mayor parte de los primerizos. También tuvo los mismos síntomas tras la segunda, pero se le juntaron cansancio y malestar. «Me sentía como si tuviese síntomas de gripe, como cuando estás muy mal, que solo quieres dormir y quieres estar tumbada en la cama», relata.

Raquel, también personal sanitario y de la misma edad, explica desde Sevilla que tuvo los mismos efectos secundarios con el primer pinchazo que Anjara, pero su reacción fue distinta con el segundo. «A las 12 horas de recibirlo empecé con un cuadro febril, con un máximo de 38,5 ºC, que duró hasta el día siguiente», detalla. Comenta, además, que tuvo durante casi todo un día dolor de cabeza, cansancio y pesadez en todo el cuerpo, y que lo remedió con paracetamol. «Luego, como nueva».

¿Es normal tener efectos secundarios con la segunda dosis?

Para Jaime Pérez Martín, vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología -AEV-, no es nada nuevo lo que Anjara y Raquel describen. «En concreto, con las vacunas de ARN mensajero, que son las que más estamos usando, está escrito ya desde los ensayos clínicos que la frecuencia de las reacciones adversas en la segunda dosis era notablemente más frecuente que con la primera», explica.

Maltilde Cañelles López, investigadora científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC-, también corrobora la normalidad de experimentar algunos efectos secundarios con la segunda dosis. «A la gente le sorprende, porque normalmente cuando pasas una enfermedad, haces lo contrario: la primera vez la pasas con más síntomas y luego, cuando te ataca la segunda vez, la pasas con menos. Entonces es un poco antiintuitivo que una vacuna funcione al contrario», reconoce.

Ya en mayo, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios -AEMPS- remitió que solo el 0.12 % de los vacunados habían notificado efectos secundarios y que eran en su mayoría leves. Según el 7ª Informe de Farmacovigilancia sobre vacunas COVID-19, dependiente del mismo organismo, hasta el 11 de julio se han notificado casi 33.000 acontecimientos adversos, 67 por cada 100.000 dosis administradas.

El documento también recoge que el 75 % han sido comunicadas por profesionales sanitarios y el 25 % por ciudadanos y que, en proporción, han afectado más a personas de entre 18 y 65 años (88 %), y mayoritariamente a mujeres (77%).

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

Por lo general, los inconvenientes más habituales son los descritos por Raquel y Anjara: dolor de cabeza, malestar en la zona de la inyección o cansancio. Ariadna Esther, conquense de 25 años y también médico, asegura que con la segunda dosis notó «como si me hubiese atropellado un camión». La noche tras la cita tuvo episodios de «sudoración, malestar general, insomnio, cansancio y dolor generalizado sobre todo», algo que afrontó con paracetamol y Nolotil alternos.

El documento de Farmacovigilancia también recoge que más de 6.000 de los cerca de 33.000 avisos fueron considerados graves, es decir, que requirieron o prolongaron la hospitalización de la persona afectada, o dieron lugar a una discapacidad significativa o persistente, entre otras circunstancias. Hasta mediados de julio, solo 254 de esas notificaciones acabaron en fallecimiento, aunque la AEMPS matiza que «estos acontecimientos no pueden considerarse relacionados con las vacunas por el mero hecho de notificarse».

Adrián no descarta que la vacuna esté relacionada con la inflamación de su sistema digestivo. Periodista y ceutí de 26 años, cuenta que ya el día anterior a la segunda dosis tuvo algo de fiebre, pero que decidió acudir a su centro de salud a inocularse la inyección porque se encontraba bien. Desde ese pinchazo apenas puede comer y, si lo hace, consume Omeprazol para proteger al estómago y no devolver lo ingerido. «Estoy a la espera de alguna prueba más» explica, ya que en un principio le comentaron que podría ser mononucleosis, aunque el digestólogo al que acudió lo descartó. Mientras tanto, intenta ver el lado positivo: «Me encuentro bien, ya no tengo fiebre desde hace un par de días».

¿Influye la marca con la que se realiza la pauta de vacunación? ¿Y la edad?

Como comentaba Pérez Martín, las personas vacunadas remiten más incomodidades en el caso de recibir Pfizer o Moderna, ambas basadas en ARN mensajero. El médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública destaca también que son esas dos las que más se están administrando en España y que, en el caso de AstraZeneca, «en general la segunda dosis es menos reactogénica que la primera, aunque ya prácticamente no se la estamos poniendo a nadie», explica.

¿Existe una relación entre tener menos edad y reportar más efectos secundarios? Lo cierto es que sí. «El sistema inmune, cuanto más joven eres, más potente es. Entonces, la reacción inflamatoria que produce la vacuna es más fuerte, más potente, y por lo tanto la defensa que produce es mayor, pero a cambio, como efecto adverso, esas reacciones también son más frecuentes», continúa Pérez Martín.

«La edad sí tiene que ver», corrobora la investigadora científica Cañelles López. “De hecho, las personas mayores de 65 años tienen más dificultades montando una respuesta inmune, de ahí que normalmente tengan menos síntomas”, aunque, puntualiza, también pueden experimentar fiebre durante varios días.

Es el caso de José Javier Recio, director de seguridad de 58 años, cuyo segundo pinchazo le provocó pirexia, pero también escalofríos, cansancio y náuseas. «La fiebre me desapareció a las horas y el cansancio duró un par de días», relata. Residente en Rivas-Vaciamadrid (Madrid), recibió también las dos dosis de Pfizer y, pese a esos síntomas, afirma que se «volvería a vacunar otra vez».

Y si no hay efectos secundarios, ¿es malo? ¿La vacuna tendrá menos efecto?

«Los efectos secundarios son normales y todos se correlacionan con lo que pasa cuando estás montando una respuesta inmune», recuerda Cañelles López. Pese a ello, tampoco hay que «intranquilizar» a las personas que no los tienen, pues la vacuna actúa igualmente en ellas. «De hecho en personas que no hayan tenido efectos secundarios ninguno se encuentran un montón de anticuerpos», resume.

El médico Pérez Martín es de la misma opinión. «Lo que pasa es que han tenido un poco más de suerte y que no han tenido el efecto adverso», sintetiza, y que precisamente no hay nada de malo en ello. Para él, lo más importante es que «la duración en el tiempo de las molestias es muy limitada», y eso pesan más los beneficios de las vacunas que los inconvenientes.

Anjara, desde su posición como médico, recuerda que «muchos de los pacientes que estamos ingresando son jóvenes que aún no han sido vacunados o que no han querido vacunarse», de ahí que sea tan importante seguir respetando las medidas de seguridad aun cuando ya se haya completado la pauta. Por su parte, José Javier rebate a los negacionistas y a los antivacunas: «El virus existe y la vacuna, a pesar de haberla sacado tan rápido, es mejor lo que aporta de positivo que lo que tiene de negativo».

Con información de RTVE de España

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