Palabra y voz: voto

Por Noemí Avilés.-

Después del silencio la hora de la palabra resuena en el incremento de la participación ciudadana no sólo en el sufragio sino en la búsqueda de la democracia y la justicia cívica. Los movimientos ciudadanos son la respuesta ante la constante insistencia de la corrupción que busca nuevos métodos y se vale de los avances de la tecnología que en términos prácticos simplifica las tareas, no sólo las de la justicia sino las que la contradicen.

Para algunos ciudadanos la batalla por la paz o desde éste, sin nombre para definir la lucha por la paz, no se termina con los comicios y los resultados de los que ostentarán el poder. La verdadera lucha consiste en la resistencia a través de la crítica y el análisis de la realidad. Una constantes que estaba a punto de perderse en un sueño de la quietud y la levedad.

Viene la manifestación de las ideas con más que discurso y a eso se enfrentará el que legalice el poder de representación. Resultados de éstos la respuesta de éste a aquellos, bien sea desde la tribuna del ideal, -si es que se tiene-, y proyecto de nación, -si es que se tiene-.

Los jóvenes han hablado y han comprometido a generaciones anteriores y posteriores a no sucumbir ante el embate del poder con métodos represores, que no admiten crítica. La lucha entonces consistirá en hacer posible la crítica, que permanezca la lucidez en detrimento de la pobreza en todos los sentidos que esta palabra contiene.

Sin duda comienza una nueva época en donde los avisos del rumbo son inciertos. Hasta el momento la participación ciudadana para ejercer su voto no declinó, al contrario, incrementa en razón de las elecciones presidenciales federales de hace seis años. Hasta el momento se han contabilizado 33,392,962, número cercano a las elecciones del 2006 cuya cantidad fue de 41,791,322 mexicanos votantes. Ahora se calcula un porcentaje de participación ciudadana semejante al 62.23%. Sin duda que los aventajados en estos comicios somos los ciudadanos.

Sin embargo, aún queda la esperanza de poco menos de la mitad de mexicanos que por algún motivo no sufragaron; a ellos faltó el convencimiento suficiente para creer en el sistema de elección y emitir un derecho a través del voto. Esto significa que aún falta tarea por hacer no sólo a los partidos políticos para hacer posible se geste confianza en los mexicanos. Y en el ajo, los jóvenes universitarios y los que adoptaron el movimiento ciudadano en sus manos y sus pies, nos llevan la delantera.

Silencio cómplice

A muy temprana hora del medio día de comicios suenan notas en donde se informa de robos de urnas por el norte del país y falta de boletas en todo el territorio mexicano en las casillas especiales. No menos importante es la denuncia de la candidata a la presidencia municipal de Morelia, Minerva Bautista Gómez, quien señala la falta de seriedad y publicidad por parte del IEM a dichos comicios donde ella fue candidata.

Delicado tan sólo la sospecha, preocupante cuando se cuenta con la experiencia que ella vivió en su casilla al faltar la promoción del voto a la presidencia municipal en la que se han invertido no sólo esfuerzo personal sino capital económico proveniente del erario público y del que no fue fácil recuperar actividad y proyección de municipio.

Lamentable que esta queja tan sólo que quede en quien es participe de la contienda. Lamentable que el silencio cómplice de los ciudadanos votantes no llegue hasta los oídos públicos de los órganos correspondientes de impartir justicia electoral y de los ciudadanos mismos. Con semejantes prácticas de silencio ¿Es posible confiar en el voto razonado?